Cataluña

Díaz apoya la iniciativa de lealtad institucional que Sánchez rechazó

Podemos tumba las enmiendas «in voce» que instaban al «entendimiento»

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz
La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díazlarazon

«Mi dilema de hoy es mi dilema de siempre: o me vendo o me arruino», dejó escrito César Vallejo, que nació un 16 de marzo de 1892. La Unió Catalanista celebró su primera asamblea ese mismo año aprobando las Bases per a la Constitució Regional Catalana, conocidas como Bases de Manresa, que se suelen considerar como el «acta de nacimiento del catalanismo político». El 16 de marzo de este año, el Tribunal Constitucional avisaba de que no podía resolver el conflicto catalán. Algo más de medio año después, con el conflicto ya en un punto de no retorno, el PSOE-A de Susana Díaz, en contra del criterio de su secretario general nacional Pedro Sánchez –que se posicionó en contra de una iniciativa calcada en el Congreso– votó a favor de la proposición no de ley de Ciudadanos –su socio in péctore en la Junta– dando respaldo al Gobierno para actuar ante el desafío de 1O. El PP también votó a favor y Podemos e IU, en contra.

En el PSOE-A, lo institucional se impuso a lo orgánico («Sólo te pido que no me hagas elegir entre mis dos lealtades», ha repetido Díaz a Sánchez en varias ocasiones), a diferencia de lo ocurrido en el Parlamento extremeño, donde Fernández Vara gobierna con el sostén de los podemitas. Cuenta Jesús Quintero que su abuelo le dejó dos enseñanzas: «El que se levanta antes de las 12 es un desgraciado y los matrimonios nunca son buenos aunque acaben bien». El PSOE-A trató de matizar con dos enmiendas «in voce» la iniciativa de Cs para diferenciarla de la rechazada por Pedro Sánchez, añadiendo el compromiso de instar «al entendimiento entre las instituciones» a partir del 2O pero ésta fue tumbada por Podemos. La formación morada alegó que en el pleno anterior se rechazaron sus enmiendas por, como ayer, no haber sido presentadas previamente a los grupos.

Susana Díaz evitó su presencia en el plenario durante el debate hasta el turno del portavoz socialista Mario Jiménez. Previamente, por la mañana, durante las preguntas a la presidenta, dejó clara su posición. El desafío «separatista» supone «el mayor ataque desde el 23F. Nunca debimos llegar hasta aquí». La presidenta aludió a la «irresponsabilidad» de unos dirigentes y la «dejación de funciones» de otros, que «nos ha ido conduciendo hacia el precipicio». «Los separatistas eran un 10%, hoy son un 40%. Se ha permitido que quienes se han instalado en la irresponsabilidad, avancen. Si uno no cumple la ley, no hay democracia. El primer reto de los demócratas es restablecer la ley», señaló. «Hemos visto demasiadas cosas estos días. Mi posición jamás ha sido equidistante en este tema», dijo, exigiendo «respeto para que cada uno defienda lo que cree». Tras ello, solicitó «serenidad, mesura, que no se alimente el enfrentamiento. No es el momento del rédito político. Es el mayor desafío de la democracia, sobra el tacticismo. Sobra el atajo para romper una España a dos velocidades». Díaz incidió en su defensa de «la cohesión territorial y social, es lo que voy a defender. Lo que defendieron los andaluces el 4D y el 28F». La presidenta expuso que «la mayor cuota de autonomía la alcanzamos desde un referéndum constitucional» y abogó por «una solución que no ponga en peligro la igualdad de los ciudadanos». «El nacionalismo ha sido el que ha causado el peor daño a las democracias europeas. Nueve millones de andaluces nos sentimos orgullosos de pertenecer a esta tierra», concluyó.

El proponente, Juan Marín, explicó la propuesta en defensa del Estado de Derecho y de apoyo a las actuaciones del Gobierno y otras instituciones frente al referéndum de secesión. Cs instó a manifestar el apoyo expreso al Gobierno, el Constitucional, el Ministerio Fiscal y el resto de representantes del Poder Judicial y autoridades públicas en defensa de la legalidad democrática en Cataluña y, en concreto, de todas las medidas necesarias adoptadas de manera proporcional para impedir la organización de la consulta inconstitucional. Ferraz pidió a todas las federaciones en una circular interna que se abstuvieran de respaldar este tipo de iniciativas sin su apoyo expreso. De ahí, el recurso de las enmiendas «in voce» para tratar de conjugar las directrices del partido con el discurso defendido hasta ahora por el PSOE-A y su líder de «igualdad» territorial. Marín indicó que la iniciativa «no va de confrontar a ciudadanos y territorios, sino de saber dónde estamos: al lado de la ley y del ordenamiento jurídico o en frente». «No es no», aludió a Pedro Sánchez, señalándole que debió optar en el Congreso por el «sí es sí». El portavoz de IU, Antonio Maíllo, traspasando el terreno de la moderación, arrancó relacionando al partido de Marín con la extrema derecha y habló de «frentismo». Desde Podemos, Moreno Yagüe, restó importancia a la celebración de la consulta. «El referéndum no debe dar ningún miedo sea legal o ilegal. Los referéndum ilegales desaparecieron del ordenamiento jurídico en 2005. No hay diferencia entre el 9N y ahora. No se va a romper España», volviendo a enlazar el 4D y el 28F con el 1O: «Aquí hubo manifestaciones para forzar un referéndum, como allí pero no lo consiguen. Ambas partes se saltan el Estado de Derecho e incumplen las leyes», indicó. Al PSOE, le cuestionó: «¿Apoyan la PNL por enfrentarse a Pedro Sánchez o de verdad apoyan esto?».

Por el PP, Carmen Crespo instó a ir «juntos sin fisuras» para «garantizar la libertad y los derechos pisoteados». La popular criticó el apoyo «con la boca chica» de Díaz al Gobierno. «¿Hasta dónde puede llegar el diálogo con el sí o sí?», preguntó, citando el caldo de cultivo previo del «Estatut con alfombra roja o el acuerdo de Zapatero con ERC». El portavoz socialista, Mario Jiménez, defendió que «urna sin ley es una estafa» y subrayó que hablar de «democracia sin ley, eso lo hacen los populismos». «El Estado tiene que responder con moderación pero contundencia», dijo. Y citó a Borges: «Cuidado con las banderas, porque detrás siempre termina viniendo el ejército».