Escritores

Dolores Redondo: «Ganar el Planeta no significa nada»

La muerte planea sobre las historias escritas por la ganadora y el finalista del Premio Planeta 2016. Con «Todo esto te daré» y «La muerte de Sócrates», respectivamente, ofrecen dos mundos literarios distintos tomando como punto de partida el trágico fin de la existencia.

Dolores Redondo y Marcos Chicot, ganadora y finalista del Premio Planeta
Dolores Redondo y Marcos Chicot, ganadora y finalista del Premio Planetalarazon

La muerte planea sobre las historias escritas por la ganadora y el finalista del Premio Planeta 2016. Con «Todo esto te daré» y «La muerte de Sócrates», respectivamente, ofrecen dos mundos literarios distintos tomando como punto de partida el trágico fin de la existencia.

ENTREVISTA A DOLORES REDONDO: «GANAR EL PLANETA NO SIGNIFICA NADA»

–¿Qué le entra a uno por el cuerpo cuando se entera de que ha ganado el Planeta?

–¡Ya no me acuerdo, hace más de un mes! Pues se siente alegría, sobre todo por las personas que han estado ahí todo el tiempo, ya que se trata de un premio muy importante. Más por lo que significaba para mi familia que para mí, porque son los que me han visto dar todos los pasos necesarios para llegar hasta aquí desde que era una cría.

–¿Cómo llegó a «Todo esto te daré»?

–Pues comenzó hace seis años con un proyecto paralelo al de «El guardián invisible». Era una novela que no estaba en su momento, de lo cual me alegro, y que por su temática, su compromiso y por los temas que toca, por la voz que la cuenta, un hombre homosexual, me hubiera costado más acceder a los lectores entonces.

–¿Por qué eligió la Ribeira Sacra?

–Curiosamente conocía Galicia porque tengo familiares de allí, pero proceden de la costa, que es un lugar completamente diferente del interior, pero este escenario tiene los mismos intereses que Baztán. Es un lugar muy exigente, se vive una vida dura durante generaciones y les ha forjado un orgullo de vivir en ese sitio cuando la vida no era nada fácil, pero también es un lugar tremendamente espiritual.

–Donde de repente hay un crimen.

–Bueno, sí pero también otros elementos que necesitaba para contar esta historia, que está en mi memoria, en la memoria colectiva, en la del abuso, pero también en la reivindicación de muchas cosas. Es una novela que habla de prejuicios y creo que es inmediato que todos los tengamos cuando hablamos de homosexualidad, pero no es así. Es una novela de codicia, y he elegido a dos homosexuales para poner el foco sobre eso y que el lector se dé cuenta de hasta qué punto puede encontrarse con estos prejuicios.

–¿Los personajes se le han «rebelado» en el transcurso de la escritura o tenía claro a dónde quería llegar?

–Para mí, escribir es como entrar en una mina, donde hay veces que te pierdes en el camino porque no está todo claro, pero es inevitable que en un trabajo tedioso de escribir cada día hagas pequeños hallazgos con los que no habías contado y que te equivoques de galerías que en un momento dado te pueden interesar.

–Habiendo ganado el Planeta, entiendo que ha dado con un filón.

–Eso tendrán que decirlo los lectores, ganar el Planeta no significa nada si no tienes el favor del lector.

ENTREVISTA A CARLOS CHICOT: «PARA LEER MIS LIBROS HAY QUE APAGAR LA TELEVISIÓN»

–¿Cómo se sale después de escribir una novela con más de 700 palabras?

–Pues es algo agotador porque soy muy riguroso a la hora de la reconstrucción, pero también con que sea entretenida, que el lector no pueda soltarla una vez que empieza. Tengo un equipo de lectores, familiares y amigos, a los que doy la novela y a los que digo que sean muy duros con el rotulador rojo.

–¿Y le adelantaron que iba a quedar finalista?

–Ellos lógicamente se leyeron la novela como se la puede leer cualquiera, pero no me dijeron nada. Cuando yo me lo plantee fue cuando me di cuenta de que se trataba de una novela redonda, que tenía potencial.

–¿Con quién se queda, con Sócrates o con Pitágoras?

–Pues es difícil, cuando acabé «El asesinato de Pitágoras» pensé que nunca iba a tener otro autor que a la vez fuera tan desconocido e importante para la historia de la humanidad, pero resulta que era el segundo político más importante de su tiempo después del Rey de Persia. Con Sócrates volví a encontrar otro faro, su vida es una lección de moral y de responsabilidad. Su vida, quitando la parte religiosa, se puede comparar a la Jesucristo.

–¿Hemos olvidado aquel siglo V antes de Cristo?

–Nos hemos olvidado y es una gran pena, por eso lo recupero en mis novelas. Cuando hablo del asesinato de Sócrates o de Pitágoras, lo que quiero es resucitarlos y, con ellos, al mundo clásico. Atenas y Esparta viven una «guerra mundial» de 27 años que intento desmitificar, porque nadie se acuerda de que Atenas alcanza el mayor desarrollo en todas las disciplinas, pero se explica porque era un imperio como el nazi, ya que tiene sometidas como a doscientas ciudades que tienen que pagar tributo.

–¿Esparta no eran los malos?

–En absoluto, allí las mujeres tenían más libertad y educación que las atenienses. El tema de la esclavitud es similar y el arte también, aunque se desarrolla menos. Tienen todo igual, pero las sombras y las luces se tienen.

–En alguna ocasión ha afirmado que sus novelas son muy visuales, que está muy influido por las series de televisión. No me diga que para leer sus libros hay que encender la tele.

–Todo lo contrario, para leer mis libros hay que apagar la televisión, pero porque el libro le ofrezca un atractivo igual o superior, no puedo aburrir al lector.