Cambios climáticos

El adiós de Trump al Acuerdo de París

La Razón
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El presidente Trump acaba de anunciar la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París contra el cambio climático; el acuerdo internacional que sustituyó al Protocolo de Kioto de 1997. ¿Qué implicaciones tiene esto?

Los últimos datos disponibles sobre emisiones de dióxido de carbono corresponden al año 2014, están ofrecidos por la Agencia Internacional de la Energía y sitúan a los EE UU como el segundo país emisor de este gas que es el principal responsable del efecto invernadero y del calentamiento global. Las emisiones de este gas procedentes de la combustión de energía fósil para fines energéticos fueron de 5176.21 millones de toneladas (Mt) de CO2 lo que representa el 16% del total de las emisiones mundiales. El primer gran emisor es China, responsable del 28% de las emisiones mundiales (9086.96 Mt CO2).

Con ser importante la salida de EE UU de la gobernanza mundial contra el cambio climático, la fotografía a la que nos conduce la decisión del presidente Trump es muy diferente de la que resultaba en el año 1990 que es el que se ha venido tomando como referencia para fijar los compromisos en materia de lucha contra el calentamiento global.

A comienzos de la última década del siglo pasado, las emisiones de CO2 estadounidenses representaban el 20% de las emisiones globales pero, sobre todo, EE UU era el principal contaminante mundial. En 1990, los estadounidenses emitían 4.082 Mt de CO2 frente a las 2075.94 Mt que emitía la República Popular de China.

Como consecuencia, el abandono de EE UU del Acuerdo de París alcanzado el pasado año y ratificado en los primeros meses del año en curso, si bien no es tan importante cuantitativamente sí reaviva el discurso de quienes sostienen que los principales esfuerzos en la mitigación de emisiones deben soportarse por los países que han sido los mayores responsables de la contaminación del planeta desde la era industrial. Y eso que el nivel de exigencia del citado acuerdo ya era bastante suave pues no imponía ningún mecanismo de obligado cumplimiento para los países que lo ratificaran. Al contrario, los países enviaban un documento de compromiso denominado «Contribución nacional tentativa» en el que fijaban sus compromisos en términos de reducción de emisiones para el año 2030 pero manteniendo su autonomía de diseño de la hoja de ruta hasta alcanzarlos.

El razonamiento es sencillo y, por tanto, fácil de suscribir. Sin embargo, resulta un poco tramposo si nos lleva a pensar que EE UU no ha desarrollado esfuerzos en materia de reducción de emisiones al margen de acuerdos internacionales como el anterior Protocolo de Kioto. Un solo dato sirve para desmentir esa idea. Las emisiones de CO2 por unidad de Producto Interior Bruto medido en dólares constantes de 2010 (por tanto descontando la distorsión de la inflación) fue en 2014 de 0.32 kg de CO2 por cada dólar frente a los 0.53 que se emitían en 1990. En 24 años, EE UU ha reducido las emisiones de CO2 por cada dólar producido en un 65,6%. En ese mismo periodo de tiempo, las emisiones chinas por cada dólar producido se redujeron en un 56%, y las emisiones mundiales –en promedio-, un 28,8%.

Los datos evidencian que EE UU, al margen de acuerdos internacionales, ha hecho progresos más intensos en el camino hacia una economía baja en carbono. Ahora bien, muchos analistas y principalmente las autoridades chinas han advertido que este camino hacia una economía más limpia tanto de EE UU como de otros países industrializados (por ejemplo los europeos) se ha realizado gracias a los procesos de deslocalización o «offshoring» de las industrias más contaminantes hacia países con legislaciones ambientales menos estrictas. Esto es lo que recibe el nombre de la teoría de refugio del carbono.

Sin embargo, los análisis cuantitativos que hasta ahora están disponibles no son concluyentes a la hora de respaldar la teoría del refugio del carbono. No debe sorprender por frustrante que resulte. Habitualmente las investigaciones empíricas de esta naturaleza no suelen arrojar resultados indiscutibles.

El presidente Trump ha dado el primer paso relevante en el cumplimiento de su programa de retirar a EE UU de los acuerdos internacionales sobre los que se soporta la gobernanza mundial. Habrá que esperar a ver cuál es el próximo.