Granada

El consejero de Salud minimiza la autocrítica y refuerza el «autobombo»

La oposición pide a la Junta más transparencia y un horizonte concreto para revertir el proceso de fusión hospitalaria. Ciudadanos insiste en que primero va a «escuchar» y luego tomará decisones

El consejero de Salud, Aquilino Alonso, compareció ayer en la Cámara andaluza para dar explicaciones sobre la crisis en el SAS
El consejero de Salud, Aquilino Alonso, compareció ayer en la Cámara andaluza para dar explicaciones sobre la crisis en el SASlarazon

La oposición pide a la Junta más transparencia y un horizonte concreto para revertir el proceso de fusión hospitalaria. Ciudadanos insiste en que primero va a «escuchar» y luego tomará decisones

El nuevo periodo de sesiones arrancó con la crisis sanitaria que ha puesto contra las cuerdas a la Junta de Andalucía, hasta el punto de tener que relevar el martes vía BOJA –oficialmente dimisión– al viceconsejero de Salud, Martín Blanco, y al gerente del SAS, José Manuel Aranda, como una medida torniquete para frenar la «marea blanca» que brotó en Granada y se ha ido extendiendo a todas las provincias. La oposición pidió un pleno extraordinario aprovechando que enero es mes inhábil. La medida la bloquearon PSOE y Ciudadanos en la Diputación Permanente. PP, Podemos e IU insisten con un pleno monográfico con propuestas de resolución, pero de momento la línea roja está marcada en las explicaciones que dio ayer en la Cámara andaluza el consejero de Salud, Aquilino Alonso.

Alonso tuvo palabras de autocrítica –«tenemos que reconocer que algo no hemos hecho bien»–, como en otras ocasiones las ha tenido la presidenta de la Junta, pero el núcleo de su intervención fue otro: el de ensalzar las bondades del Sistema Andaluz de Salud y negar los recortes, que endosó al Estado y a las comunidades donde gobierna o ha gobernado el Partido Popular. Aludió a los casos de Madrid y de Valencia. «Allí donde la derecha se ha sentido con manos libres, ha cortado la yerba por debajo del sistema público de salud», deslizó, en una fuerte andanada contra los partidos que, entiende, buscan sólo ver los fallos del sistema para menoscabarlo. «La crítica destructiva no contribuye a la mejora» de la situación.

La foto fija que ofreció el consejero de Salud fue la de una comunidad en la que los ciudadanos tienen que esperar menos que en otros territorios para someterse a una intervención hospitalaria, la financiación alcanza el 6,3 por ciento del Producto Interior Bruto, por encima de la media de las comunidades, y existe un sistema que «funciona de manera equiparable» al del resto de países del entorno.

Alonso se pertrechó con un arsenal de datos. «La Junta –dijo– sigue invirtiendo en infraestructuras sanitarias», con 21 nuevas en 2016, los hospitales andaluces atienden 3,4 millones de urgencias al año, practican medio millón de intervenciones quirúrgicas y la Junta ha evitado que 1,5 millones de pensionistas adelanten el pago de medicamentos. Toda esta gestión global en el terreno sanitario ha contribuido, a decir del responsable del ramo, incluso en el aumento de la esperanza de vida, que también detalló Alonso.

Respecto a las dimisiones del viceconsejero de Salud y del gerente del SAS, la lectura fue la misma que la que hizo el portavoz de la Junta el martes tras el Consejo de Gobierno. Les presentó como una suerte de mártires que han dado «un paso al lado» para allanar el camino del acuerdo. «Estas dimisiones muestran el compromiso con el sistema público de salud. Aquéllos a los que nada importa la Sanidad sólo encuentran un motivo de regocijo».

«Ha dejado sorprendida a esta Cámara», le reprochó la portavoz parlamentaria del PP andaluz, Carmen Crespo. «Esperábamos a un consejero que se iba a subir a la tribuna con humildad, pero se le ha contagiado la soberbia de Susana Díaz. Están alejados de la realidad andaluza. ¿Por qué se manifiestan los ciudadanos? ¿porque sí?», abundó la dirigente del PP, que reclamó un cronograma para la reversión de las fusiones, un horizonte concreto para las negociaciones y que incluya a las plataformas ciudadanas que se están movilizando en el diálogo con la Administración. Crespo arremetió también con datos: «Se han perdido 1.600 millones de euros de inversión y 9.000 profesionales», dijo y recordó que a noviembre de 2016 quedaba por invertir más del 70 por ciento del presupuesto del año pasado. El diputado del PSOE Jesús María Ruiz acusó al PP de «bastardear» la política y de convertirse en un elemento «patógeno» para la sanidad. «¿Hay algo en lo que somos los últimos? Sí, en privatizaciones». El diputado de Podemos Juan Antonio Gil de los Santos comenzó su intervención con el «grito de guerra» que ha popularizado el médico de urgencias Jesús Candel, «Spiriman», en las redes sociales: «¡Yeah!». De los Santos consideró las dimisiones «bombas de humo» que no van a «distraer» a su formación de los elementos «importantes». Insistió en pedir transparencia y avisó de los «embustes» y las «reuniones secretas» que, adujo, «no sirven para solucionar el conflicto». Cargó directamente contra la presidenta de la Junta, a la que afeó que su principal preocupación se debe a que con las mareas «parece menos faraona». Al consejero de Salud pidió también «un poco de humildad». Ciudadanos tuvo que aguantar el chaparrón del resto de partidos por oponerse a un pleno extraordinario. María Isabel Albás insistió en que su partido primero escucha y luego toma decisiones. «Reclamamos soluciones, no sólo dimisiones».

«La sanidad no está siendo contestada por los partidos políticos, sino por el pueblo andaluz», recordó la diputada de IU Inmaculada Nieto.