Andalucía

El Saucejo y la mamandurria

La Razón
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Al alcalde de El Saucejo lo ha zarandeado un repentino ataque de realidad o de váyase usted a saber qué y ha decidido retirarse del cargo y de la actividad política en mitad de la legislatura. Al parecer, sostiene Antonio Barroso, su marcha se ha debido a que las «administraciones superiores» le impiden hacer lo que pretende. Arrea, cuánta lucidez la del señor Barroso. En su puesto, Izquierda Unida, que señorea el Ayuntamiento de este pequeño municipio de la Sierra Sur sevillana con siete concejales frente a cuatro del PSOE, ha alentado el vuelo de una joven edil de 30 años, Antonia Capitán, quien representa como nadie el espíritu de esa nueva zurdera más proclive al mambo que a la gestión de los recursos. Y con ese mambo estará dispuesta a danzar con tal de que le dejen hacer lo que pretende. ¡Azúcar! La comarca de la Sierra Sur, un histórico territorio de labradores y aparceros, se ha convertido en el reducto de una izquierda más alimenticia que ideológica, más del pesebre que del eurocomunismo. Por eso, las primeras palabras de la nueva alcaldesa se han centrado en lo que considera el principal problema: desarrollo económico para frenar la emigración, que sería lo mismo que podrían afirmar los alcaldes de los pueblos pequeños de toda Andalucía. Las gráficas demográficas de estos municipios indican, en efecto, que la crisis ha provocado el cierre del grifo de la teta, la ubre de una mamá Junta que hasta entonces había surtido de ayudas y empleo público hasta el despilfarro. Sin leche que ordeñar, pues en eso consiste el desarrollo económico para la progrez, seguirán aferrándose a la mamandurria. Quien no llora no mama. Y en el horizonte, que nadie lo descarte, se adivinan las prácticas realizadas en la vecina Marinaleda, el modelo norcoreano.