Andalucía

Escándalo II

La Razón
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Les deje ayer en medio de un ligue discotequero. Hoy vamos a profundizar. Hay algo que hace un gran daño a las mujeres, incluso a los hombres, que también los hay que sí han sufrido acoso, incluso violencia sexual: aquellos y aquellas que se apuntan al carro del abuso. Son los que en el terreno artístico aseguran que no llegaron a más porque no pasaron por el aro, cuando todos sabemos que justo su ocupación es el paso del aro del que han vivido muy bien. Sucede que aunque pases por el arco del triunfo, si no hay talento, nunca llegas a nada.

En otros tiempos era que estaban vetados por cuestión política. Como yo le dije a una cantante «serie B»: «Hija, pues dado tu escaso currículum, debes de estar vetada desde los Reyes Católicos». Tuve gran amistad con un conocido productor de cine, ya fallecido, que no era precisamente atractivo y que tenía alrededor siempre un buen número de chicas monísimas que le encontraban irresistible. El citado empresario se reía de su éxito, porque además tenia una esposa estupenda y no entraba en juegos. Con su buen humor contaba que, cuando se sabía que iba a producir nueva película, el número de admiradoras, incluso de algún que otro admirador, crecía considerablemente.

Recientemente coincidí en un acto con una mujer que ocupa un altísimo cargo en Andalucía. La conozco y siempre hemos tenido una relación desenfadada y, dejando siempre la política apartada de la charla, –tengo como norma no aburrir a los personajes de altas responsabilidades con asuntos propios de su cargo y suelo contar historias jocosas y disparatadas– justo cuando terminaba la breve charla , me despedí, diciéndole: «Querida, te veo estupenda, me ha costado un verdadero esfuerzo respetarte». Ella se echó a reir y me dijo: «No sabes cuánto se agradece algo así en un día de agenda dura y espesa». Seguro estoy de que algunos opinarán que mi comentario fue grosero y de abusador. Por ello conviene que no caigamos en exagerar las situaciones, que se persiga a los auténticos acosadores y también a las falsas víctimas.