Andalucía

La cara «b» de Ciudadanos: crece la fuga de cargos públicos en Andalucía

Ya son casi una veintena los no adscritos en la región y preparan un encuentro a celebrar «antes de agosto» con los de Extremadura y Murcia

Los líderes de Cs Juan Marín y Albert Rivera, en la sede andaluza del partido
Los líderes de Cs Juan Marín y Albert Rivera, en la sede andaluza del partidolarazon

Ya son casi una veintena los no adscritos en la región y preparan un encuentro a celebrar «antes de agosto» con los de Extremadura y Murcia

La parlamentaria andaluza Carmen Prieto no es la única que ya no está en las filas del que fue su partido: Ciudadanos (Cs). En el mapa andaluz hay al menos otros dieciocho cargos públicos que no han conseguido limar sus diferencias con la formación naranja, o viceversa, y que han salido de ella de forma escalonada desde las últimas elecciones municipales, según el recuento llevado a cabo por fuentes de ese colectivo de ahora «no adscritos». Han realizado maniobras de acomodamiento en sus respectivas instituciones, además de Prieto en la Cámara autonómica, una hilera de concejales: tres en Jaén capital, uno en el municipio jiennense de Torredelcampo y desde Málaga otro en el Rincón de la Victoria, uno más en Vélez, tres en Benalmádena y uno de Torremolinos. A ellos hay que sumar uno en Cuevas de Almanzora (Almería), otro de Algeciras (Cádiz), dos de Las Gabias (Granada) y cuatro más desde Sevilla: el primero de Alcalá de Guadaira, el segundo en La Algaba y dos en Espartinas. En conjunto, diecinueve con Prieto, aunque auguran que ese número crecerá en los próximos meses.

Desde Cs justificaron su marcha en motivos distintos, aunque se puede extraer un argumento común: todos vulneraron los «valores del partido». Los afectados tienen otras versiones y una sensación también compartida: cierto «alivio» por la ruptura de relaciones.

Antonio Pérez, concejal no adscrito en el Rincón de la Victoria, relata a este periódico que denunció «irregularidades» en un proceso de primarias de Málaga y se convirtió en «tóxico». La Comisión de Garantías de la formación acabó expulsándolo, enviándole «un burofax al Ayuntamiento», por «faltar el respeto a los afiliados». Afirma que intentó defenderse porque se sintió «utilizado» y presentó alegaciones pero «jamás las contestaron». «Cs es una estafa. No hay nada de cambio o de regeneración en un partido que no tiene ni ideario ni programa político serio, sino variable», asevera con rotundidad. Dice que cuando surgen los problemas «intentan convencerte de que no digas nada en público, de que los trapos sucios se lavan en casa y alargan el proceso, hacen todo lo posible para vilependiarte hasta que acaban echándote». Para los que los llaman «tránsfugas» tiene un mensaje: «Nosotros no los somos y es la cúpula de Cs la que ha cambiado de ideario». Y lanza otro a navegantes: «Hay vida más allá de Cs, se puede hacer política fuera de un partido que no es ni la sombra de lo que pudo ser, aunque es verdad que en muchas ocasiones al salir nos encontramos sin medios para poder atender a los vecinos». Si bien, prefiere eso que estar en donde «actúan como una mafia». Igual o más contundente se muestra la que ex coordinadora provincial de Jaén y ex portavoz del Grupo Municipal en la capital jiennense, Salud Anguita, para quien «las palabras que los definen son sectarios y mafiosos». En su caso Ciudadanos los expulsó en teoría por «haberse subido el sueldo» al aumentar su «liberación» en el Consistorio, pero estos ediles aseguran que el partido supo del acuerdo al que llegaron con el PP, que gobierna gracias a la abstención de Cs, «semanas antes». Anguita defiende que se cansaron de que dieran al grupo municipal «directrices de voto», les recomendaran, «pégate más al PSOE» o les «impusieran» a quien ahora es «una asesora del grupo parlamentario porque no ganó nada». Añade que se negaron también a que pudieran manejar las cuentas al margen de la localidad dirigentes como el vicesecretario general del partido, José Manuel Villegas, o el secretario de Finanzas, Carlos Cuadrado. «Y siempre la amenaza era la misma: ‘si no haces esto, estás fuera del proyecto’», rememora. Para la edil no adscrita «lo fácil y lo cómodo no era irse, sino quedarse y no protestar por nada». Proclama que la «imagen que se proyecta» tanto del líder nacional de la formación, Albert Rivera, como del partido en sí mismo, «por lo general no es real».

Idea en la que coincide Juan Machío, concejal de Torremolinos, quien admite sentirse «muy decepcionado». ¿De qué lo acusaron a él para expulsarlo? «De enchufar a mi cuñado en una empresa pública con un contrato de dos meses», mantiene, aunque lo niega, dado que, entre otras cuestiones, “no tenía competencias en empleo”. Cuenta que presentó «alegaciones con pruebas» que de nada sirvieron, como «en otros muchos casos». «No quieren dentro a quien pueda ser un incordio», declara para añadir: «Entré creyendo que Ciudadanos podría renovar y mejorar la política y es igual o peor que otros partidos», condensa a este diario. Con todo y pese a las reprobaciones más o menos sonoras, muchos parecen no resignarse a dejar su actual campo de acción. Cuatro de esos ediles andaluces acudieron a una Convención Nacional de Concejales No Adscritos que se celebró recientemente en Valladolid (Castilla y León). Fue en ese cónclave donde surgió otra iniciativa: «Convocar antes de agosto una en Andalucía, en la que participen los afectados de Extremadura y Murcia», adelanta Anguita.