Toros

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La Feria interminable

La Razón
La RazónLa Razón

Parece que nunca terminaría. La Feria de Sevilla ha sido un experimento pensando más en los de fuera que en los que vivimos aquí. Demasiado larga para nosotros mismos. La vuelta de tuerca a la semana feriante ha resultado ser algo tremendamente impersonal, con tardes sin intensidad en el real. El martes parecía que era viernes y el viernes, no sabíamos ya en qué día del calendario estábamos. Por eso: La Feria que nunca acaba,/Feria de los siete días,/nadie sabe si se ha ido/o si sigue todavía./Del sábado de alumbrado,/con pijotas y acedías,/al sábado 6 de mayo,/Abril en la lejanía.../La Feria del referéndum,/con casetas de turistas,/una Feria de los «güiris»/y de «Welcome to Sevilla»,/la del impacto económico/pensando en la hostelería./Feria de Curro sin curro,/sin trabajo al medio-día,/pues a las dos de la tarde/la Feria estaba vacía./Feria de portada y Expo,/sin guitarra o poesía,/sin nudillos que acompasen,/sin que rompa en bulería./Feria la de Roca Rey,/sin orejas del usía/al Fandi, tras la cornada,/o al toreo de Padilla./Pero también de Ferrera,/la más pura torería,/o del duende de Mo-rante/en un par de bande-rillas./La Feria de la semana/parece que no termina/pues como dijo el poeta:/una semana es la vida./ «La vida es una semana»,/¿quién aguanta esta alegría,/júbilo eterno que baila,/clavel que nunca marchita?/Cuando se abusa del tiempo/ todo pierde su medida,/igual que la «madru-gá»,/igual que sus cofradías./ Ay Feria de los jartibles,/Feria de la «papa-lina»,/sin arte por el albero,/sin cañas de manzanilla./ La Feria que nunca acaba/perdió las esencias mismas:/ Feria de Abril sin Abril,/de Sevilla sin Sevilla.