Cádiz

La gran ola: «La cuestión no es si va a ocurrir o no, sino cuándo»

El documental «La gran ola», del onubense Fernando Arroyo, y expertos como Gómez Pina señalan el riesgo en el Golfo de Cádiz

IMAGEN AÉREA de Córdoba tras las riadas de 2010, que desbordaron el cauce del Guadalquivir
IMAGEN AÉREA de Córdoba tras las riadas de 2010, que desbordaron el cauce del Guadalquivirlarazon

El documental «La gran ola», del onubense Fernando Arroyo, y expertos como Gómez Pina señalan el riesgo en el Golfo de Cádiz

«La palabra tsunamis pertenece al idioma japonés y significa ‘grandes olas en los puertos’. Señala el fenómeno de las grandes olas que normalmente se propagan por el océano, producido por fenómenos sísmicos», recoge la Junta de Andalucía, que acompaña a la definición una serie de recomendaciones en caso de terremoto, maremoto o tsunami. La distopía que retrataban las películas ha pasado a los documentales y las conferencias. Gregorio Gómez Pina, doctor ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y Máster en Ingeniería Oceanográfica (Cantabria-Hawái), señaló recientemente, en una charla en el Colegio Oficial de Sevilla sobre «Los Tsunamis: Reflexiones de un ingeniero de costas 11 años después», la necesidad de prepararse y concienciar a la sociedad de las probabilidades de sufrir un tsunami en nuestras costas. El Gobierno trabaja con un grupo de expertos, entre los que se encuentra Gómez Pina, y con la aprobación de la Directriz Básica de Planificación de Protección Civil, ante el riesgo cierto de maremotos. Esta estrategia incluirá planes especiales ante una emergencia por maremoto. Andalucía se encuentra entre las regiones con más peligrosidad, especialmente el Golfo de Cádiz. Las autoridades deberán explorar sistemas de avisos sencillos y rápidos, y buscar la concienciación de la sociedad. «La educación ciudadana será fundamental para un buen funcionamiento de las medidas de alerta previa a los tsunamis con objeto de salvar el mayor número posible de vidas», señaló el doctor ingeniero de caminos Gregorio Gómez Pina. «La cuestión no es si va a ocurrir o no, sino cuándo», indica Begoña Pérez, de la División de Oceanografía de Puertos del Estado y responsable de la Redmar, la red de mareógrafos situados a lo largo de la costa española, en uno de los testimonios del documental andaluz «La gran ola», del realizador onubense Fernando Arroyo, cuyo estreno se prevé a finales de marzo.

El documental surge «por curiosidad». «Siempre nos habíamos preguntado qué ocurriría si se repitiese un terremoto como el de Lisboa de 1755». El 1 de noviembre de ese año, al terremoto le sucedió un tsunami, similar al del Índico de 2004. Las olas se desplazaron a una velocidad de entre 300 y 735 kilómetros por hora, llegando a Lepe (Huelva) desde su epicentro, situado a 264 kilómetros, a los 30 minutos del temblor de tierra. Las olas alcanzaron los 16 metros en el Sur de Portugal, Huelva, Cádiz y el Norte de África. En Cádiz, las olas destrozaron las murallas. Conil quedó destruida. Los muertos pudieron ser decenas de miles, de no ser porque el gobernador de Cádiz decidió cerrar las salidas de la ciudad, apunta Gómez Pina a LA RAZÓN; y se modificó el terreno y los cauces de los ríos. Se considera la peor catástrofe natural de la historia en Europa. Fue entonces cuando arrancaron los primeros estudios serios de sismología en el viejo continente. De ese tiempo a esta parte, se han producido entre siete y 14 tsunamis de diferentes proporciones, revela el documental, que señala que habrá otros tsunamis en el futuro. Vicenta María Elisa Buforn, catedrática de Física de la Tierra en la Universidad Complutense, indica en la cinta: «Donde no ha habido terremotos puede que los haya, donde los ha habido los habrá de nuevo seguro».

El documental desmiente la creencia de que la Península Ibérica no es una tierra de tsunamis. El último data de hace 260 años. Después de la catástrofe del Índico, sobrevino el tsunami de Japón (2011) y el más cercano en el tiempo de Chile. En 2010, en Andalucía se contemplaron imágenes de grandes inundaciones, como las ocurridas en Córdoba, a causa de la crecida del río Guadalquivir por las lluvias.

En noviembre se celebró el primer Día Mundial para la Concienciación de los Tsunamis. En 2010, en Andalucía se contemplaron imágenes de grandes inundaciones, como las ocurridas en Córdoba, a causa de la crecida del Guadalquivir por las lluvias.