Barcelona

La «liada»

La Razón
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A partir de ahora mismo nada de diada, ni referéndum, ni de independencia, ni de «me paso la Constitución por el arco de la puerta de Alcalá». Para mí todo lo que nos queda que padecer hasta el 1 de octubre, más los martirios que padeceremos, pase lo que pase, a partir del 2 de octubre, lo llamaré la «liada». Porque eso es lo que han hecho, no los catalanes, sino los que gobiernan Cataluña. Liarla, enredarla, ahogar la cordura, el diálogo y los posibles acuerdos. «Liada», que así está España entera. Todos los días juro ante Dios y el mundo que jamás hablaré, comentaré o escribiré nada más sobre tan ingrato asunto, pero, como un adicto, salto a la menor provocación y vuelvo a jurar, pero sé que sucumbiré ante la llamada de la droga catalana. Justo es reconocer que ciertas decisiones judiciales no ayudan a su credibilidad, aunque siempre, por más que nos repugnen, hay que acatar. Leo que Rhimou Ben Youseff –este nombre corresponde a una mujer marroquí– ha sido juzgada por ayudar a sus dos hijos gemelos a viajar a Siria para combatir con el Daesh. La citada mujer tenía sobre ella una pena de siete años de cárcel. Ahora el fiscal ha rebajado la pena a dos años. Motivos para tan generosísima reducción de pena. El primero, mostrar su arrepentimiento y reconocer su error al mandar a sus hijos a una organización que ordena matar infieles en cualquier parte del mundo y con cualquier medio. Además, se le reconoce como atenuante su gran pena, su gran dolor de corazón –palabras textuales– por el atentado de Barcelona. Añade a modo de mofa y escarnio su rechazo a estos actos inhumanos, que nada tienen que ver con el Islam. Esto lo afirma una madre que ha enviado a sus hijos a una bárbara organización que tiene como objetivo matar a todo el que pueda. Aclarar que el fiscal ha rebajado la pena a dos años para que no tenga que ingresar en la cárcel la buena mujer marroquí. Me van a perdonar, pero yo soy la Pantoja y me planto delante del referido fiscal y, como si estuviera en «Sálvame», le grito: «Te arrastro». Sólo falta que la abrace alguna víctima del terrorismo islamista.