Política

La privatización de servicios le estalla a Díaz

Trabajadores de Salud Responde, 112 y 061 suben el tono de sus reclamaciones. Afean a la presidenta que no cumpla con la iniciativa aprobada por los grupos para rescatar la gestión.

Trabajadores de Salud Responde, 112 y 061, encacabezados por los sindicatos CGT y CSIF, se manifestaron a las Puertas del Parlamento.
Trabajadores de Salud Responde, 112 y 061, encacabezados por los sindicatos CGT y CSIF, se manifestaron a las Puertas del Parlamento.larazon

Trabajadores de Salud Responde, 112 y 061 suben el tono de sus reclamaciones. Afean a la presidenta que no cumpla con la iniciativa aprobada por los grupos para rescatar la gestión.

«A mí no me engaña nadie. Sólo usted haciéndose llamar socialista», «yo no soy un instrumento» o «no me vendo como usted» fueron algunos de los reproches que se escucharon en la tribuna de invitados dirigidos a la presidenta de la Junta, Susana Díaz, cuando debatía con el presidente del PP-A, Juanma Moreno, sobre el recorte de inversiones en obra pública. Los trabajadores de gestión y teleoperadores de los servicios de emergencias 112, 061 y Salud Responde recibieron a los parlamentarios con pancartas en la puerta de la Cámara autonómica y después trasladaron sus protestas al salón de Plenos.

La de ayer fue una sesión bronca. Probablemente la más bronca de toda la legislatura en cuanto a protestas de colectivos, pero comenzó como una balsa de aceite. Susana Díaz se acercó al escaño del portavoz de IU, Antonio Maíllo, para felicitarlo por haber doblegado el cáncer después de una intensa lucha de nueve meses, con sesiones de quimioterapia que no han conseguido apartarle de la actividad parlamentaria. Hubo encontronazo entre Díaz y Teresa Rodríguez –se ha convertido en uno de los clásicos de las sesiones de control– pero no llegó a tanto como hace quince días, cuando Rodríguez le reprochó a la presidenta que no había trabajado en su vida. La calma chicha se rompió en la primera respuesta de Díaz al presidente de los populares. Una trabajadora del 061 se embutió una camiseta naranja de protesta y encadenó una serie de reproches que tuvieron continuidad en la dúplica de Díaz cuando otros dos afectados abundaron en las reclamaciones. Las quejas duraron hasta que el presidente de la Cámara llamó a la intervención de los servicios de seguridad del Parlamento para que sofocaran la asonada.

Fue un momento llamativo. Se descuadernó el ritmo de la sesión de control. Díaz seguía hablando desde su escaño como si escuchara llover, los parlamentarios del PSOE aplaudían con más fuerza para poner sordina a los duros reproches que llegaban desde la tribuna de invitados y los grupos de Izquierda Unida y Podemos se pusieron de pie con sus portavoces a la cabeza para aplaudir a los manifestantes. «Acabamos de presenciar el respeto que tienen algunos grupos políticos por las instituciones», reprochó Díaz a Podemos e IU cuando pudo reanudar su turno de palabra.

Los trabajadores del 061, 112 y Salud Responde llevan año y medio de protestas continuas por la situación laboral en la que se encuentran. Se quejan de sufrir despidos y las condiciones leoninas que imponen las subcontratas, por lo que reclaman que se cumpla la Proposición no de Ley que aprobó la Cámara con el apoyo de todos los grupos el pasado mes de diciembre. Esa iniciativa legislativa instaba al Parlamento a exigir a la Junta a adoptar las medidas necesarias para que la gestión de estos servicios los asumiera directamente la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias (EPES). No obstante, la explicación de por qué no se acatan las proposiciones no de ley que se aprueban en la Cámara la ofreció tras una pregunta el vicepresidente Manuel Jiménez Barrios: estas iniciativas han crecido un 500 por cien en esta legislatura y existen obstáculos jurídicos, económicos, de reglamentación y de consenso para su encaje.

Tanto Maíllo como Teresa Rodríguez pidieron el rescate de este servicio y que la Junta utilice las plusvalías que ganan las empresas auxiliares en su mejora. «Le faltan argumentos –le reprendió la jefa del Ejecutivo a la líder de Podemos– y por eso tiene que preguntar en collera con Izquierda Unida».

La argumento principal de Susana Díaz es que «no se debe confundir un servicio público con la prestación instrumental de un servicio público». He aquí el «yo no soy un instrumento» de los manifestantes. También recordó que si se rescatara el servicio todos los trabajadores tendrían que concurrir en un concurso oposición.

La presidenta de la Junta argumentó que no cree que todos los servicios tengan que ser públicos, sino que los instrumentales como este servicio de asistencia telefónica –también están privatizados los comedores escolares o la asistencia en colegios de monitores educativos– pueden desempeñarse en colaboración con empresas. Díaz acudió una vez más al Ayuntamiento de Cádiz –otro clásico de las sesiones de control– para rebatir a Teresa Rodríguez. «No voy a hacer como ustedes», deslizó para afearle a continuación que el gobierno que preside José María González «Kichi» –a la sazón pareja de Rodríguez– ha contratado una auditoría privada para evaluar qué servicios puede rescatar el Ayuntamiento. El portavoz parlamentario del PSOE, Mario Jiménez, reclamó una reunión de la Junta de Portavoces ante «la falta de respeto» de Podemos e IU por –en su opinión– «participar en una estrategia para reventar el funcionamiento del Pleno». Todos los grupos, salvo el PSOE, firmaron a favor de posponer la Junta de Portavoces prevista ayer.