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«Los intangibles no se pueden copiar»

Con «El método Monchi» se ha posicionado en los primeros puestos de ventas en Amazon. La fórmula del éxito en el fútbol no se reduce a fichar y traspasar...

«Los intangibles no se pueden copiar»
«Los intangibles no se pueden copiar»larazon

Con «El método Monchi» se ha posicionado en los primeros puestos de ventas en Amazon. La fórmula del éxito en el fútbol no se reduce a fichar y traspasar...

Cualquier veterano periodista de Sevilla recuerda haber entrevistado alguna vez a Monchi bajo la parra de la ciudad deportiva del Sevilla después de un entrenamiento. Pocos podían imaginar que años después, y sin cambiar de camiseta, aquel eterno portero suplente se convertiría en el «rey Midas» del fútbol mundial, el mejor director deportivo del mundo para los entendidos. Un proceso que Daniel Pinilla (Sevilla, 1974) vivió de cerca desde la trinchera periodística, lo que le permite contar como nadie cuál es la fórmula mágica del hoy flamante «mánager» de la Roma.

–¿«El método Monchi» (editorial Samarcanda) funciona también en las librerías?

–Lo exitoso tiene tirón. Y es obvio que el sistema de trabajo de Monchi es un caso de éxito, así que confiamos en tener una buena acogida. De momento, el libro se ha colocado en los primeros puestos de venta de Amazon, lo que es un estupendo indicativo.

–Lidiar con estrellas del deporte no es fácil y en el contexto personal vivido por Monchi menos aún, ¿cómo fue el trabajo previo a la redacción del libro?

–Hace un año y medio le comenté a Monchi la posibilidad de hacer un libro que desgranase su legado como un modelo de trabajo rupturista e innovador. Leí varios manuales de gestión de empresa y los ajusté a la actividad de Monchi. Le presenté un guión para el libro y le gustó.

–Un personaje que lleva tantos años cerca del aficionado puede parecer casi familiar, pero profesionalmente cómo lo definiría.

–Es un autodidacta con excelente intuición y capacidad de aprender de sus propios errores. Fue nombrado director deportivo como solución de urgencia y tuvo que «inventarse» su propio trabajo, porque no disponía de ninguna experiencia previa. Quizás ni él mismo haya sido consciente de la dimensión de su obra hasta su salida del Sevilla, cuando se han agolpado los análisis y reportajes glosando su labor. El resumen es simple: cogió un equipo para tratar de no pasar apuros en Segunda y deja otro que posiblemente acabará cuarto en una temporada que no se considerará especialmente exitosa. El salto es mayúsculo.

–Monchi ha sido jugador, delegado, director deportivo, consejero... Muchos pensábamos que llegaría a presidente del Sevilla. ¿Cómo interpreta su marcha a la Roma?

–Es una persona muy emocional. Mucha gente tiende a valorar sin tener todos los elementos de juicio, pero la verdad es que toda persona tiene derecho a buscar su felicidad. Así de simple. Y si Monchi pensaba que seguir en el Sevilla con su intensidad habitual le provocaba demasiado desgaste anímico, porque se lo toma todo a pecho, está en su perfecto derecho a irse a otro club. Y, oiga, no creo que Roma sea una ciudad especialmente fea.

–Pero no es un feudo sencillo. ¿El método funcionará en Italia?

–Nadie lo sabe. Imagino que dependerá de las exigencias y expectativas a corto plazo. Las circunstancias no son extrapolables al cien por cien.

–Como periodista deportivo durante años, ha vivido la trayectoria de Monchi. Cercano, casi siempre, y, si no me equivoco, la fuente –cuando el cargo lo permitía– para confirmar o negar una noticia, Monchi se ha ganado el respeto de los medios y de los aficionados. ¿Qué porcentaje del éxito sevillista de la última década le otorga?

–No sabría cuantificarlo, pero un porcentaje muy alto. Ha cometido errores, obvio, pero en la balanza el saldo es muy favorable.

–¿Y a Juande? ¿Y a Del Nido?

–Otros dos elementos a considerar en el cóctel del éxito del Sevilla de los títulos. Monchi no ha sido el único causante, pero sí el lubricante en el que ha descansado buena parte de la maquinaria.

–El libro cuenta anécdotas de fichajes cerrados y otros frustrados...

–Correcto. Pero va más allá, trasciende de los hechos puntuales para tratar de dibujar los aspectos que Monchi ha puesto en valor para organizar un sistema de trabajo revolucionario que ha sido objeto de estudio (y espionaje) por parte de clubes y universidades.

–Vender y comprar, fichar y vender, mercantilismo puro en un modelo conocido que implica mucho más: ¿qué hay detrás?

–En el fondo, late un conocimiento de la persona, de su capacidad para funcionar en un ecosistema y ofrecer el máximo rendimiento posible, teniendo en cuenta muchos factores que pueden condicionarlo. Existen muchos códigos que te acercan a un escenario de posible éxito, teniendo en cuenta que esto no es matemático.

–¿Por qué cree que otros aplican el modelo y no funciona?

–Porque no es replicable al cien por cien. Afortunadamente, no somos robots, así que existen intangibles que no se pueden copiar. Te pongo un ejemplo: no hay manual para imaginar que N’zonzi pueda funcionar a gran nivel en otra posición y en otra competición, esa decisión última recae en el ojo crítico, aunque haya muchas fases imitables antes y después de esa conjetura.

–¿Qué fue de aquel «portero lenguarón»?

–Sinceramente, pienso que es el mismo tipo apasionado por el Carnaval de Cádiz y cercano que muchos conocemos desde hace años.

–Supongo que Monchi ha leído el libro y su borrador, ¿hubo censura?

–El libro no es pelota, no es adulador. Aparecen errores de Monchi como fase del proceso evolutivo que ha experimentado en su profesión. Él es el primero que analiza y admite sus equivocaciones, así es que ya puedes imaginar la respuesta a esta pregunta.