Educación

Los maestros que firman contratos de por vida

Los maestros que firman contratos de por vida
Los maestros que firman contratos de por vidalarazon

En cinco segundos de tiempo histórico los líderes de opinión –particularmente de los muy jóvenes– han dejado de ser no ya los influyentes periodistas (hacía años de la desconexión entre los jóvenes y los «mass media»), ni tan siquiera las estrellas de la canción o del deporte. Los líderes de opinión o «influencers» hablan a través de youtube lanzando vídeos epidérmicos que enganchan –aún más– a los preadolescentes y adolescentes a sus teléfonos móviles extralargos.

A veces, algunas veces como decía la canción de María Ostíz (lo sé, lo sé, soy muy mayor), digo que, a veces, un mensaje sensato se cuela en redes y llega a quema ropa contra los jóvenes de entre 12 y 16 años que son los que cursan la Enseñanza Secundaria Obligatoria en España. En este caso se llama Pablo Poó Gallardo y es un profesor sevillano de cuyo discurso subrayo algunos mensajes que pueden extrapolarse a la misma enseñanza universitaria.

El profesor sin apenas aviso suelta que «La vida no te hace recuperaciones». Reflexiona preguntándole a sus alumnos si no estudias ¿qué? Pues una recuperación, y luego otra. Y si no se puede, se hace una adaptación. Bien, pues una de las consecuencias de la reforma del espacio europeo de educación superior o Plan Bolonia es que se ha bacherizado la enseñanza universitaria hasta malbaratar la idea de evaluación continua. A falta de recursos para crear grupos pequeños de alumnos, la evaluación continua se ha corrompido en forma de pequeños controlitos que se le hacen a los estudiantes cada pocos temas. Controlitos que permiten eliminar materia de unas asignaturas que ya de por sí son pequeñas (cuatrimestrales). Controlitos con los que se evalúan a jóvenes que en unos años se enfrentarán a unas oposiciones de notaría, judicatura o ingenieros del Estado, o tendrán que dedicar días con sus noches a presentar proyectos de los que depende la viabilidad de su empresa. ¿Cuál es el adiestramiento que han aprendido estos alumnos en la universidad para enfrentarse a semejantes desafíos profesionales?

El protagonista del vídeo señala que el problema no es de capacidad; es de esfuerzo. Esfuerzo también de algunos profesores –también universitarios– que manejan impúdicamente el «whatsapp» en clase con la misma habilidad que los alumnos. Cuando salgáis de aquí –sostiene- la vida os va a poner en vuestro sitio a bofetadas. Aunque parezca mentira, en las mentes abiertas es más difícil entrar a manipular. Hay una vida maravillosa, afirma, más allá de vivir de la prestación por desempleo y las cuatro chapuzas, pero sólo se gana con el esfuerzo que hay que demostrar desde que se es adolescente. Hay que hacerlo por propia autoestima.

Sobre la importancia de las calificaciones (y lo hace en una región en la que costó Dios y ayuda volver a las calificaciones numéricas) advierte a sus alumnos que, si no obtienen la nota mínima, no van a dar pena a nadie, quedan fuera y ya está. Te comes con patatas el título de la ESO, dice.

¿Pensáis que si solicitáis una beca fuera de plazo la van a aceptar? ¿Qué pasa con la autorización de las excursiones? A veces se entregan en la misma puerta del autobús. De cada frase larga hay tres palabras que no entendemos. Cuando firméis un contrato estamparéis vuestra firma sobre algún documento que puede ser abusivo sin daos cuenta absolutamente.

El vídeo es una motivación provocadora para que, a vuelta de vacaciones, sus alumnos remonten las malas notas de la primera evaluación. Lo más descorazonador es que dispone de poco tiempo porque si llega a junio con un bajo porcentaje de aprobados, recibirá la visita del inspector de la Delegación de Educación de la Junta de Andalucía. No es ninguna exageración. A pocos meses de la ratificación de los malos resultados arrojados por el informe PISA, en Andalucía, en lugar de afanarnos en indagar qué hacen los profesores y gestores educativos de las regiones mejor posicionadas, sólo nos importa el color político de quien allí gobierne. En otras regiones el comportamiento no es muy diferente. Lo más eficaz es mandar al inspector para que ejerza una «presión suave» sobre el director del centro sobre aquellos docentes que se empeñan en calificar con arreglo a los resultados. Efectivamente, lo importante es acunar a los chavales en notas maquilladas que ya la clase dirigente, me refiero a la política, se ocupa de matricular a sus hijos en centros elitistas y bilingües. Y cuando hablo de bilingües me refiero a centros donde no se tienen que fotocopiar de tapadillo los libros de trabajo para poder continuar con la incipiente enseñanza en inglés.

El maestro siempre tuvo en España y en otros muchos países serios, una consideración social extraordinaria. Aún hoy me lo recuerdan quienes fueron alumnos de mis abuelos maternos. En el vídeo se puede encontrar una magnífica explicación para tan alta consideración social. Aparece cuando avisa de que los que quieren que seáis felices desde los 12 a los 16, les importan muy poco lo que os ocurra después. Sin embargo, yo, dice el maestro, «yo he firmado con vosotros un contrato de por vida».