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Los milagros de la carretera

La Razón
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Pedro Sánchez vuelve a la carretera. El secretario general del PSOE acudió el jueves a Granada a un acto con sus fieles y allí estuvieron todos los que no están con Susana Díaz. Lo habitual, vaya. Se puede ser del PSOE pero no estar con el secretario general y serlo igual pero sin estar con la presidenta de la Junta: he aquí las doctas magias del socialismo patrio. En su vuelta a la ruta, repitiendo el milagroso trazado que llevó a cabo en las primarias, Sánchez ha anunciado una primicia que ha tenido cierto recorrido en la opinión pública: su madre se ha jubilado, lo que no deja de ser un evento de lo más normal si no fuera porque intenta ganarle al PP la partida de los pensionistas. Con las elecciones municipales y autonómicas a la vuelta del año, Sánchez se atiene a las viejas normas del sortilegio diferenciador con respecto a sus competidores electorales. Para distinguirse del PP, Sánchez realiza el truco de los impuestos para los ricos; para hacerlo con Podemos, se ofrece recio como el granito frente a las veleidades del separatismo catalán más irredento. Con «la compañera Susana», ausente en Granada, ha preferido no distinguirse, sobre todo teniendo en cuenta la existencia en la capital nazarí del mayor azote de la Junta en los últimos años, el médico Jesús Candel, Spiriman. Al doctor granadino le atribuyen poderes taumatúrgicos que ya quisiera para él Pedro Sánchez. En el antiguo Islam, se decía que quienes practicaban la taumaturgia podían teletransportarse milagrosamente en las dimensiones del espacio y del tiempo. En los próximos meses Sánchez, cual noble mago redentor, recorrerá España entera por carretera para propagar su buena nueva, una sarta de milagros con la que no se distinguirá en nada de los demás rivales electorales.