Más de un millón de personas

Esta especie de latiguillo es común a las actividades que se celebran generalmente en espacios abiertos: procesiones, romerías , manifestaciones de todo tipo, grandes recibimientos... Se rematan con aquello de «se calcula que han asistido más de un millón de personas», cifra que atenta contra una elemental y racional medida de los espacios. La semana que viene, a partir del jueves, se celebrarán en Madrid los actos que culminarán con el desfile del Día del Orgullo Gay. Siempre en la capital esta celebración ha contado con un gran apoyo popular y este año se espera una afluencia mucho mayor por haber sido elegida la «capital del reino», como la que ostenta el título de la representante mundial del referido día, que se celebra en muchas partes del mundo. Ha faltado tiempo para que se vuelva a recurrir al «se espera la llegada de más de un millón de personas pertenecientes a los colectivos gay de todo del planeta». La primera cosa que te viene a la cabeza es de dónde van a sacar a más de un millón de maricones –me ha quedado la duda de si no hubiese sido mejor borrar esto último, que hemos perdido mucho sentido del humor, y muchas y muchos se sienten ofendidos por casi todo–. Vamos, que el desembarco de Normandía fue una familia de paseo al lado de lo que se avecina en Madrid. Si recabamos unos indispensables datos, nos arrojarán lo siguiente: Madrid cuenta en su municipio con 3.500.000 habitantes, la comunidad sube la suma a más de 6 millones, la capital goza a diario de una gran afluencia de turismo, rozando en temporadas bajas el 60% de ocupación hotelera, cuenta con más de 1.600 alojamientos con una capacidad por encima de las 200.000 camas. Con estas cifras, y dando por hecho que los celebrantes se moverán por el centro, no hay espacio posible para esa brutal cifra. Que la convocatoria va a ser un gran éxito, no tengo la menor duda pero, dentro de lo posible, lo del millón requiere una actualización. Dejémoslo en más de 100.000, que ya es una burrada.