Andalucía

«No me queda más remedio que aceptar la posición de mi partido»

Susana Díaz muestra sus reticencias a la abstención impuesta por Sánchez al acuerdo con Canadá ante el comisario Moscovici

Susana Díaz recibe al comisario europeo Pierre Moscovici
Susana Díaz recibe al comisario europeo Pierre Moscovicilarazon

Susana Díaz muestra sus reticencias a la abstención impuesta por Sánchez al acuerdo con Canadá ante el comisario Moscovici

El concepto «guerra fría» apareció en 1946 para explicar el status quo tras la Segunda Guerra Mundial. Dos grandes bloques, una herida abierta y dos visiones políticas. La visita del comisario de Asuntos Económicos y Financieros de la UE, el socialista francés, judío ateo, de origen trotskista y al que se le atribuyen más amistades en la derecha española que en el PSOE, Pierre Moscovici, y la tensión por la anunciada abstención impuesta por Pedro Sánchez al tratado de libre comercio con Canadá (CETA, por sus siglas en inglés), evidenciaron la gélida sintonía entre las decisiones de Ferraz y los intereses de San Telmo. «No me queda más remedio que respetar la decisión del partido», señaló la presidenta andaluza, no sin reconocer los beneficios del acuerdo para Andalucía –70 millones– y añadiendo que «expresaré mi opinión en los órganos del partido, no en los medios». Los mismos «medios» por los que también dejó caer que se enteró de la decisión de su secretario general. Por lo demás, el encuentro sirvió para reforzar la reclamación de convergencia; tratar el impacto del Brexit en la comunidad –un 0,7% del PIB a corto plazo y más en el Campo de Gibraltar– y exigir que se tenga en cuenta «la singularidad andaluza», con «un paro estructural del 18%», como citó el propio comisario, y que las inversiones del Estado no sean sustituidas por los fondos europeos sino que se complementen. «De los 2.982 millones de inversión entre 2016-2017, sólo 404 han sido del Estado», detalló la presidenta, que insistió con el plan de apoyo logístico (más de 420 millones); en que las inversiones lleguen a la sanidad y la educación (sus mayores frentes en la calle) y en el Corredor Mediterráneo.

El encuentro vino a culminar la promesa de Moscovici de visitar la comunidad cuando la presidenta andaluza emprendió una agenda institucional a modo de estadista en el contexto de su entronización en dirección a Ferraz, allá por noviembre. Díaz lo subrayó ayer, para contrarrestar rumores de contraprogramación tras el encuentro previo entre el comisario y Pedro Sánchez. Así constaba en la agenda de la presidenta hace semanas; igual que para el 5 de octubre está fijada la llegada de la comisaria de transportes Violeta Bulc. Díaz señaló, y así lo reconoció el comisario, que el grado de ejecución de los fondos europeos es de «un 116% entre 2007 y 2013».

La retirada de Susana Díaz a los cuarteles de invierno se resume en una idea: «Ahora toca Andalucía». La presidenta lo volvió a reiterar ayer: «Mi tarea está centrada en Andalucía». «Los motivos (para la abstención) pueden preguntárselos a la dirección. No me queda más remedio que respetarlo», insistió. Moscovici señaló que «sería hipócrita» no reconocer que hablaron del CECA, aunque señaló que su visita no es «como socialista» y no quiere «interferir en la vida del partido». «España necesita varias fuerzas potentes de Gobierno», explicó, apelando a «la alternancia». «No estoy aquí para dar lecciones ni crear polémicas», dijo. Sobre el CETA en sí, «mi posición es la de la Comisión. Es un buen acuerdo con un buen socio, bien negociado y con un país amigo con el que compartimos valores», señaló, para matizar que «abstenerse no es estar en contra». «Se va a poder ratificar y es lo que me importa». «Entiendo que busquen controversia pero no la van a encontrar. Estoy centrada en Andalucía», apuntó Díaz. «Lamento no estar a la altura de las expectativas que algunos puedan tener», añadió después. Díaz rehuyó de «controversias orgánicas. No me corresponde a mí fijar la posición política del partido», dejó caer, recalcando que se debe mirar «a medio plazo con luces largas». Moscovici se posicionó «contra los que niegan la globalización. No es una posición razonada». «No estoy contra Pedro (Sánchez) en absoluto», señaló tras su agrio encuentro de una hora del jueves (con Díaz estuvo mucho más del doble). «Es el líder de la oposición. Toda democracia respira por dos pulmones y el PSOE es uno. Seguiré trabajando con Pedro (Sánchez) y viniendo a Andalucía con Susana (Díaz)».

Tras la comparecencia –y antes de que la presidenta visitara junto a Moscovici el Centro Avanzado de Tecnologías Aeroespaciales en Aerópolis, para conocer proyectos financiados con fondos europeos sobre impresión 3D y sistemas de drones para mejorar la logística–, Susana Díaz buscaba «una salida» por los jardines de los Montpensier en San Telmo. «Como siempre estoy en el despacho, no los conozco», confesaba. El nuevo rumbo en su estrategia parece que lo tiene más claro. De las primarias a esta parte, tras el pertinente proceso de luto, que llevó aparejado una remodelación del Gobierno andaluz, la táctica de Díaz ha mutado. «El supremo arte de la guerra es someter al enemigo sin luchar», lo que se traduce en el «me parece todo bien» sobre la Ejecutiva socialista. «Se debe ponderar y deliberar antes de hacer un movimiento. Conquistará quien haya aprendido el arte de la desviación. Tal es el arte de las maniobras». Principios básicos de «El arte de la guerra». También se muestra más cercana, haciendo un esfuerzo reservado anteriormente a mítines. La de ayer fue una de sus pocas ruedas de prensa en meses y la llegada a la portavocía de Juan Carlos Blanco se empieza a notar en detalles que marcan diferencias. «El primer método para estimar la inteligencia de un gobernador es mirar los hombres que tiene a su alrededor», Maquiavelo. La presidenta ahora se acompaña de sus consejeros, en primera fila ayer Montero y Ramírez de Arellano. «La guerra fría no se está derritiendo sino que quema como un calor mortal», dijo Nixon. El comisario Moscovici ratificó ayer expresamente que «la fama» de la canícula sevillana «como su belleza, está justificada».