Carnaval

Selu frente a los sectarios

La Razón
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José Luis García Cossío, alias Selu, es el más importante chirigotero que ha dado Cádiz en los tres últimos decenios, con el permiso del denominado Yuyu, José Guerrero, amigo suyo desde que revolucionaron juntos el Carnaval con «El que la lleva la entiende» y dedicado con éxito (éxito de verdad, nada de ser aplaudido sólo en la provincia y sólo por los provincianos: es célebre y cotizado a escala nacional) a la radio porque lo hastiaron sus paisanos con esas pequeñas miserias tan propias de quienes son incapaces de sacarse la caspa pueblerina. Artista desternillante, al Selu lo ha contratado un partido político para amenizar un acto de campaña, igual que lo contratan ayuntamientos de cualquier signo para sus fiestas patronales, salas privadas en toda España y hasta novios que lo prefieren en sus bodas al clásico chimpún. Ha aceptado ahora como cliente a Inés Arrimadas, bella bestia negra de los populistas que mandan en su ciudad... y puede irse despidiendo del reconocimiento del jurado en el próximo concurso del Falla. Por descontado, ya le ha caído encima el epíteto de «facha» desde esas trincheras rezumantes de intolerancia que sirven de tronera a la progrez. Politizado hasta la náusea, con la claque local infiltrada por Podemos y los comentaristas de Canal Sur sosteniendo el discurso de la Junta, el certamen gaditano ha devenido un asfixiante corralón de corrección política y de moral hemipléjica, en el que los premios se reparten entre los amigos del alcalde, o sea su comparsa, y los de sus asesores, es decir esa chirigota suya de cámara que colecciona distinciones sin que nadie acierte a recordar ninguno de sus estribillos. Hombre pragmático, querrá Selu hacer caja antes de febrero en vista de que sabe que saldrá mal parado en las puntuaciones.