Autonomías

Una diputada regional de Cs deja el partido entre críticas a la dirección y al pacto con el PSOE

La parlamentaria Carmen Prieto, enfrentada con la dirección de la formación naranja, crítica la deriva de su ya ex partido y seguirá en la Cámara como no adscrita

La diputada, que compareció ayer en Torremolinos, estuvo acompañada por críticos del partido
La diputada, que compareció ayer en Torremolinos, estuvo acompañada por críticos del partidolarazon

El Parlamento de Andalucía está compuesto por 109 diputados, por lo que la mayoría absoluta está cifrada en 55 parlamentarios. Ésa es la cifra exacta con la que cuentan ahora PSOE y Ciudadanos, que suman 47 y 8 escaños respectivamente después de que la formación naranja haya perdido uno. La diputada por Málaga Carmen Prieto solicitó ayer su baja voluntaria como afiliada de Ciudadanos y está previsto que hoy solicite su traslado al grupo de no adscritos de la Cámara.

Este nuevo escenario no cambia el equilibrio de fuerzas en el Parlamento. El PSOE y Ciudadanos podrán mantener su hegemonía, sacar adelante proyectos y vetar los de la oposición, pero sí ajusta las opciones de error para no perder ninguna votación. Cualquier falta no justificada o un simple error podría hacer tambalear la mayoría que conforman ambos grupos.

El Reglamento del Parlamento, en su artículo 24.1 señala que «Una vez producida la adscripción a un grupo parlamentario en el tiempo y forma que se regulan en los artículos anteriores, quien causara baja en el mismo adquirirá necesariamente la condición de diputado o diputada no adscrito», circunstancia que puede ser reversible y volver al grupo que la acogió inicialmente. Mientras tanto, según el punto cinco del mismo artículo, «Los diputados no adscritos gozarán únicamente de los derechos reconocidos reglamentariamente a los diputados» y será La Mesa del Parlamento –con mayoría del PSOE y Cs– la que «decidirá el procedimiento para la intervención en el pleno y las comisiones de los diputados no adscritos, así como sobre su pertenencia a éstas, respetando en todo caso lo previsto en el artículo 6.2 de este Reglamento» –que obliga a que pertenezcan al menos a una comisión–.

La decisión de la diputada por Málaga de Ciudadanos María Carmen Prieto estaba anunciada. Su enfrentamiento con la dirección regional se había acrecentado en las últimas semanas. El punto culminante de esta tensión se alcanzó el pasado miércoles, cuando el partido anunció la suspensión de militancia de Prieto «por no cumplir los valores y principios éticos de la formación», debido a las «continuadas ausencias en reuniones y comisiones parlamentarias de la diputada».

La versión mantenida por Prieto es diametralmente opuesta. La diputada lleva semanas denunciando públicamente «prácticas sectarias» en la dirección de su grupo parlamentario, al «apartarla» de las portavocías de las comisiones de Empleo y de Igualdad y Políticas Sociales por discrepancias en decisiones del partido. Además, aseguraba que el grupo parlamentario no respetaba su trabajo y le negó, entre otras cosas, información sobre el destino de los fondos recibidos para la actividad parlamentaria.

Prieto no está sola. Ayer, en una comparecencia pública en Torremolinos (Málaga) contó con el apoyo de afiliados, ediles y ex militantes de Cs, para visualizar que su caso no es el único que pone en cuestión la manera de actuar de la dirección del partido y la estrategia política seguida desde las últimas elecciones autonómicas. Para la diputada, la formación naranja «empezó hace tiempo a desviarse de sus orígenes», y se ha ido «derechizando y mimetizándose con el desolador panorama político nacional».

Además de la falta de democracia interna, también se mostró muy crítica con su papel de salvavidas del PSOE. A su juicio, el partido que lidera Juan Marín «trabaja por la supervivencia eterna del régimen socialista, tan nefasto para nuestra tierra asolada por el paro y el subdesarrollo».

El descontento con Ciudadanos es tal que considera que «ha perdido la oportunidad histórica de cambiar algo en esta región», sustituyendo su acción política por «bandazos».

Desde 2015, según ha hecho público en los últimos meses, Prieto se mostró crítica con la política de contrataciones de la formación. Ayer compareció más categórica y apuntó que «el mérito y la capacidad también fueron olvidados en favor de la lisonja y la sumisión».