Castilla y León

La Junta trabaja para que las farmacias de Europa dispensen medicinas con receta

Además, habría una historia clínica universal que podría consultar cualquier médico de la UE

La Razón
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Que cualquier ciudadano que se desplace por los países de la Europa de la Unión pueda adquirir en una farmacia medicinas con receta. Este es el objetivo que se ha marcado el Gobierno de España en los próximos tres años.

La Consejería de Sanidad se ha sumado a este proyecto que pretende dar un paso más en este reto de la interoperabilidad de la receta electrónica en el que está inmerso nuestro país, con diez comunidades autónomas, tras la inclusión de Asturias este mes, y diez mil oficinas farmacias participantes en este sistema que mejora la calidad de vida de los ciudadanos, facilita el acceso a los fármacos a los pacientes y aligera las consultas de los centros de salud, promoviendo con ello una mejor atención por parte del médico de cabecera.

En los cinco meses en los que Castilla y León lleva inmersa en el sistema de interoperabilidad de receta electrónica, las farmacias de otras autonomías han realizado más de 21.200 dispensaciones de medicamentos recetados por profesionales de Sacyl, y las farmacias de la Comunidad, cerca de 14.900. Las autonomías que están incluidas en el sistema de interoperabilidad de receta electrónica en el Sistema Nacional de Salud son Extremadura, Canarias, Navarra, Galicia, Comunidad Valenciana, La Rioja, Aragón y Castilla-La Mancha. Respecto a historia clínica, en lo que va de año se emitieron 11 millones de informes, que contabilizaron cerca de 14.000 accesos por parte de 3.000 profesionales.

«Este proyecto quiere fomentar el trabajo en red entre organizaciones, ampliar el ámbito de acceso a la información y posibilitar el futuro intercambio de información dentro de la Unión Europea», señala Susana García, directora general de Infraestructuras y Tecnologías de la Información de Sacyl, en declaraciones a Ical.

Además, esta iniciativa se completa con un sistema de historia clínica universal que podrán consultar los médicos de cualquier país de la Unión Europea.

Con este paso los países socios buscan mejorar la calidad del servicio al ciudadano. Así, cuando una persona viaje al extranjero ya no tendrá que pedir a su médico que le adelante recetas en papel, ni tampoco acudir a un centro de salud foráneo para que le prescriban las medicinas, lo que puede ocasionar problemas con medicamentos especiales, como pueden ser los estupefacientes. Además, también servirá para conocer toda la medicación que ha sido dispensada al paciente, con independencia de dónde recoja la medicación, y el grado de adherencia. Del mismo modo, permite que el paciente lleve sólo la medicación que está tomando y retirar un nuevo envase cuando lo necesite con el único requisito de presentar su tarjeta sanitaria; ayuda en el cumplimiento terapéutico y evita acúmulos de medicación.