Cantabria

La población de oso pardo se estabiliza en la Cordillera Cantábrica con 67 crías

El director general del Medio Natural, José vÅngel Arranz, presenta, con sus homólogos de Asturias y Cantabria, la situación de la población del oso pardo y el censo de osas con cría
El director general del Medio Natural, José vÅngel Arranz, presenta, con sus homólogos de Asturias y Cantabria, la situación de la población del oso pardo y el censo de osas con críalarazon

Las Comunidades Autónomas de la Cordillera Cantábrica están de enhorabuena. Los planes de recuperación del oso pardo que desarrollan Castilla y León, Asturias, Cantabria y Galicia, en colaboración con oenegés, muestran sus frutos décadas después, cuando fue declarada en peligro de extinción en 1989.

La población de esta especie se estabiliza en las Cordillera con un censo mínimo de 40 osas con 67 crías en 2016, el mismo número de hembras que un año antes, lo que indica que hay una población reproductora de unas 80 osas, pues engendran cada dos años.

Éstas se dividen en dos áreas. La primera de ellas, y la más numerosa, es la occidental, ubicada en el norte de León y sur de Asturias cercana a la frontera con Galicia, donde se han contabilizado 34 osas y 57 crías. La población oriental, asentada en el norte de Palencia y sur de Cantabria, cuenta con seis osas y diez oseznos. En Castilla y León se han avistado un total de nueve osas y 14 crías.

Corredor del Huerna

Preocupación especial tiene aún el corredor del Huerna, que separa ambas poblaciones, y que en León incluye los valles de Babia y Luna y Las Omañas.

«La presencia del oso en estas zonas es cada vez más patente», destacó el director general del Medio Natural de la Junta, José Ángel Arranz, acompañado de su homólogo de Cantabria, Antonio Lucio, y el director general de Biodiversidad del Principado de Asturias, Manuel Calvo.

Por el momento la presencia de osos en esta zona no supone un problema para la población, como sí sucede en Asturias. No obstante, Arranz explicó que en algunas pequeñas aldeas del Alto Sil, en la población occidental, los osos entran en jardines de los pueblos y en frutales, principalmente al inicio de la primavera.

Esto ha motivado la puesta en marcha de protocolos de actuación en caso de interación con la especie en estos núcleos.