Castilla y León

La realidad social aconseja reformar la Constitución para hacerla más útil

Los constitucionalistas de Castilla y León, se muestran partidarios de un cambio, para corregir desequilibrios entre territorios

El consejero de Educación, Fernando Rey; el rector de la Universidad de Valladolid, Daniel Miguel San José, y el decano de la Facultad de Derecho de este campus, Juan María Bilbao, conversan sobre la Constitución
El consejero de Educación, Fernando Rey; el rector de la Universidad de Valladolid, Daniel Miguel San José, y el decano de la Facultad de Derecho de este campus, Juan María Bilbao, conversan sobre la Constituciónlarazon

La realidad social aconseja reformar la Constitución para hacerla más útil para los ciudadanos. Así lo consideran los catedráticos de Derecho Constitucional de las universidades de Castilla y León, quienes coinciden en la necesidad de cambiar la Carta Magna para corregir desequilibrios del modelo territorial y, en especial, para clarificar las competencias y la financiación de las autonomías.

Además, y en aras a la regeneración democrática, también apuestan por despolitizar los procedimientos de designación de los miembros del Consejo General del Poder Judicial, así como afrontar la reforma del Senado. Otras de sus propuestas pasan por la modificación del sistema electoral y también existe bastante coincidencia a la hora de reclamar que los principal derechos sociales reconocidos en la Constitución adquirieran el carácter de fundamentales.

De los seis catedráticos de Derecho Constitucional que imparten clase en la Comunidad, la Agencia Ical se puso en contacto con el decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Valladolid (UVa), Juan María Bilbao; el consejero de Educación, Fernando Rey; el responsable del Área en el campus de la UVa en Segovia, Francisco Javier Matía y el catedrático de la Usal José Luis Cascajo.

Para ellos, hay que partir de la premisa de que la reforma de la Constitución no es un hecho anormal, «sino fisiológico», ya que sólo perduran aquellas normas que son capaces de adaptarse a los cambios.

Aseguran que ya «es hora de que los españoles superemos esa incapacidad congénita para reformar nuestras normas. Con prudencia, pero sin dramatismo».

«Nuestra Constitución es muy rígida, pero no es ese el problema. El problema es la falta de voluntad política para acordar una reforma, que nunca ha estado hasta ahora en la agenda política», sostienen.

«La mayoría de los españoles no pudieron votar en el referéndum del 78 y no han tenido oportunidad de elegir», sentencian.