Valladolid

Una «Cadena de Sonrisas» lleva cercanía y solidaridad a cientos de vallisoletanos

Tras el éxito de su proyecto «Pájaros de Papel» de rehabilitar la biblioteca del Clínico y fomentar la lectura entre sus pacientes

Los voluntarios de la asociación vallisoletana «Cadena de Sonrisas»
Los voluntarios de la asociación vallisoletana «Cadena de Sonrisas»larazon

Nació con un objetivo primordial: «Fomentar una buena convivencia en la sociedad a través de inicio y desarrollo de una cadena de favores». El nombre de su organización, «Cadena de Sonrisas» ya da pie a pensar que nos encontramos ante una asociación de carácter solidario. Y así lo corrobora su actual presidente, Héctor Gómez, quien habla con LA RAZÓN, para descubrir a un grupo de voluntarios que un buen día, ya hace cinco años, decidieron fundar un proyecto que buscara «cubrir las necesidades no atendidas en Valladolid y que pudiera involucrar al mayor número de personas».

«Queremos potenciar la creación de iniciativas de carácter social que ayuden a mejorar el día a día de las personas, siempre con un fin voluntario», señala Héctor, que abandera esta «Cadena de Sonrisas», compuesta por más de una treintena de compañeros de todas las edades, en especial jóvenes entre 20 y 35 años, aunque también cuentan con voluntarios de mayor edad, como una mayor de 72 años, involucrada en el día a día de la asociación.

Uno de sus proyectos más emblemáticos, y que continúa activo a día de hoy es «Pájaros de Papel». Los voluntarios de la asociación recuperaron la biblioteca abandonada en el Hospital Clínico de Valladolid, con la finalidad de habilitar un espacio para cultural para los familiares y fomentar la lectura entre sus pacientes. Además, durante varios días a la semana, miembros de la asociación recorren los pasillos del hospital para acercarle libros a los enfermos, además de hacerles compañía durante un buen rato.

«Es una labor muy enriquecedora tanto para ellos como para nosotros. Queremos hacer más llevadera su estancia y también la de sus familiares y amigos», señala Héctor Gómez. También colaboran con la colocación de carteles en diferentes pasillos y salas con poemas, pinturas o pequeñas creaciones de los internos para hacer más cómoda y confortable la estancia a los nuevos ingresados en el centro hospitalario.

De hecho, el mundo del libro tiene mucha importancia para esta asociación, ya que son cientos los ejemplares que recogen en su sede, a través de donaciones, para «darles otra oportunidad». Tanto han sido los que han recibidos que hace unos meses se les ocurrió la idea de hacer un intercambio: libros por comida, con la finalidad de colaborar con el «Banco de Alimentos» vecinal del Barrio de España (Asociación Entrevecinos), llegando a recoger cerca de 210 kilos de alimentos y enseres para higiene personal.

«Una mente maravillosa»

Y el nuevo proyecto, en el que andan inmersos este año es el de «Una mente maravillosa». «La idea es dar un apoyo extra motivacional para los niños más vulnerables y propensos al abandono y al absentismo escolar para que continúen con sus estudios. Para ello se ha implicado a la Facultad de Educación y Trabajo Social y alumnado propio para crear varios grupos de apoyo, los martes y jueves, con chavales que van desde Primero a Sexto de Primaria. Las clases se desarrollan en las mismas aulas universitarias.

«La idea es buscar cambios positivos que beneficien a los vallisoletanos, y que sean cada vez más las personas que se involucren, como una cadena de favores», señala Héctor, que ya vislumbra nuevos retos para el colectivo como «Quedate a mi lado», en apoyo a la tercera edad.