Elecciones catalanas

CDC apuesta por una lista unitaria con ERC en las generales liderada por Jordi Sánchez

Convergència quiere mantener el control del independentismo en la próxima asamblea de la ANC frente a ERC y la CUP.

El presidente de la Generalitat, Puigdemont, y el líder del PPC, Xavier García Albiol, entre otros, ayer en la fiesta aniversario del espacio de TV3 «Polonia»
El presidente de la Generalitat, Puigdemont, y el líder del PPC, Xavier García Albiol, entre otros, ayer en la fiesta aniversario del espacio de TV3 «Polonia»larazon

Convergència quiere mantener el control del independentismo en la próxima asamblea de la ANC frente a ERC y la CUP.

El movimiento independentista catalán está movido. Las diferencias entre la CUP y Junts pel Sí, por un lado, los encontronazos –más o menos públicos– entre ERC y CDC, por otro, sumados a la parálisis del Gobierno Puigdemont, las dudas sobre el «procés» y la incertidumbre sobre unas nuevas elecciones generales, han agudizado los enfrentamientos internos en el mundo secesionista que se han hecho palpables en la Asamblea Nacional Catalana, que celebra su asamblea general el próximo 17 de abril.

La ANC ha sido en los últimos años la pieza clave en el movimiento secesionista. En estos momentos de crisis del movimiento separatista se hace más necesario que nunca controlar la entidad más potente y más transversal del independentismo. No se juega sólo quién será el nuevo presidente de la entidad, se juega qué partido controlará la principal organización independentista que ha desarrollado en los últimos tiempos una notable capacidad de influencia.

No es la primera vez que esto sucede. Cuando Carme Forcadell, la actual presidenta del Parlament, dejó el cargo, la ANC celebró unas elecciones que dieron la victoria a la escritora Liz Castro. Sin embargo, los movimientos internos de Convergència Democràtica –guiados por David Madí, ex mano derecha de Mas y todavía influente en el mundo independentista– impusieron a Jordi Sánchez como hombre «supuestamente» de consenso. Liz Castro vivió en sus carnes cómo se manipularon los resultados en afán de dirigir la ANC. No lo dijo entonces, pero ante las puertas de la nueva asamblea lo ha denunciado, con un duro enfrentamiento dialéctico con miembros de la dirección de la ANC, en Twitter. El mensaje fue claro: la ANC está manipulada porque no es un movimiento de base sino que es una organización controlada por los partidos.

Con Sánchez a la cabeza, Mas pudo contar en este tiempo con el apoyo constante de la ANC. Sin embargo, algunas decisiones de Sánchez provocaron serios contratiempos internos, como las concentraciones a favor de Mas o los hilos movidos para salvarlo en las negociaciones con la CUP. Ahora, CDC quiere mantener el control sobre la Asamblea frente a ERC y la CUP y ha convertido la ANC en la madre de todas las batallas. Antonio Baños, ex líder de la CUP, es auspiciado por una parte de la Asamblea Nacional, aunque él niega esta posibilidad, mientras que ERC y CDC buscan un candidato que se pueda considerar de consenso.

En la Asamblea también se discutirá y votará apoyar una candidatura única soberanista en caso de que las generales se repitan en el mes de junio. Este movimiento apadrinado desde CDC trata de evitar una nueva derrota en unos comicios que se realizarán con el partido de Artur Mas en pleno proceso de refundación, con familias enfrentadas y con previsiones demoscópicas negativas. Por tanto, CDC trata que la asamblea de la ANC apoye esta opción que deberá ser liderada por un hombre de consenso y coger fuerzas para evitar que CDC se presente en solitario en una repetición de las generales. Hay que evitar un nuevo fracaso. Fuentes conocedoras de estos movimientos apuntan que de nuevo David Madí ha entrado en juego. Además de ser un hombre de confianza de Mas –fue uno de los pocos con los que habló la noche de su renuncia–, Madí colabora de cerca con el ex presidente en el proceso de refundación convergente. De hecho, Madí le dijo a Mas esa noche que su retirada era básica «para salvar el proceso, salvar tu figura personal y política y salvar lo que queda de CDC». Y a eso está dedicado.

Éste es el objetivo más inmediato: salvar a CDC evitando una nueva derrota electoral. Que la ANC apruebe una lista única similar a Junts pel Sí es básico. Una vez conseguido este apoyo, se presionará a ERC para conseguir doblegar sus reticencias. No parece que Junqueras esté por la labor, pero tampoco lo estuvo en los preludios de Junts pel Sí. Para convencer al líder republicano se plantea un cabeza de lista de consenso y carismático, y éste no es otro que Jordi Sánchez. Después de convertir a la ANC en una muleta de Mas y CDC, ahora Sánchez se apresta a salvar a los restos de CDC liderando una candidatura unitaria. Por eso, el cónclave soberanista del 17 de abril se revela clave. CDC quiere controlar la Asamblea y garantizarse apoyos para forzar a ERC a una candidatura unitaria con Sánchez a la cabeza. Así gana tiempo para refundarse, dotarse de una nueva dirección, repartir el poder interno, y clarificar el papel de Mas en el partido y de Puigdemont en el gobierno. Toda una estrategia para no perder el control del movimiento independentista.