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Cuando la guerra vuelve a casa

La Villarroel analiza la figura del periodista en zona de conflicto con la inquietante «La treva», del estadounidense Donald Margulies.

El elenco de la obra al completo, de Ramon Madaula a David Selvas, Clara Segura y Mima Riera.
El elenco de la obra al completo, de Ramon Madaula a David Selvas, Clara Segura y Mima Riera.larazon

La Villarroel analiza la figura del periodista en zona de conflicto con la inquietante «La treva», del estadounidense Donald Margulies.

Nadie que se haya encontrado cara a cara con el horror puede volver sin una mueca de dolor. Nadie que haya oído los gritos de terror de los cuerpos al morir puede volver a escuchar susurros. Nadie que haya olido el carbón, la mugre, el óxido, los cráneos quemados puede salvarse de repetir el asco en un eco contínuo. Así es la guerra y así son los que la sobreviven. Por eso, ¿qué llevaría a alguien en su sano juicio que puede elegir a volver una y otra vez a las zonas de conflicto? ¿Qué pasa por la cabeza de esos periositas y fotógrafos que saltan a las zonas de combate casi como deporte? ¿Es una cuestión de aburrimiento burgués, es cuestión de ansia de adrenalina, es una bondad a prueba de bomba en busca de denunciar las injusticias, es, simplemente, la inercia, el miedo a una vida sin peligros visibles, que no hay armas para decirte dónde no deberías ir? Todas estas preguntas y muchas más forman parte de la obra «La treva», una maravillosa comedia ácida y drama existencial del americano Donald Margulies, que ahora llega a la sala Villarroel con un conjunto de actividades paralelas para analizar esa extraña y misteriosa figura del periodista de guerra.

A partir del mañana, y hasta el 15 de enero, La Villarroel acogerá una obra que define a esos hombres y mujeres que se juegan la vida sin mucho a su favor como lo que son, seres complejos y contradictorios que a veces ni siquiera saben por qué. Jorge Manrique dirige a un elenco de campanillas encabezado por Clara Segura en el papel de una fotoperiodista que ha de volver a casa de Iraq tras haber sido herida por la explosión de una bomba. Su pareja, David Selvas, también es periodista de guerra, pero cuando explotó la bomba no estaba a su lado. Ahora lo único que sabe es que no quiere volver ni en pintura, algo que ella no parece aceptar.

A la pareja protagonista le acompaña Ramon Madaula, que interpreta a su editor, que llega a su casa para cenar con su nueva y joven novia, que interpreta Mima Riera, que acaba de quedarse embarazada. La relación entre estos cuatro personajes se estrechará en una velada llena de sorpresas en las que todos tendrán que tomar las riendas de su vida y decidir qué será lo que harán a continuación. «Es una obra que salpica al espectador, que abre interrogantes y te obliga a hacerte preguntas de cómo vivimos y que obliga a los personajes, y por ello al espectador, a tomar decisiones, a mojarse», asegura Manrique.

La compañía se ha empapado de información para atreverse a realizar esta obra. Desde leer libros sobre el tema como «En el instante preciso», de Lynsey Addario; «Ligeramente desenfocado»; de Robert Capa o «Jazz en el despacho de HItler: otra forma de ver la guerra», de Plàcid García-Planas; a documentales como «War Photographer», de Christian Frei o «No me llames fotógrafo de guerra». Incluso revisaron películas como «Harrison’s Flowers» o «A thousand times goodnight». «Hablamos con muchos fotoperiodistas y te decían que no había una razón para cubrir una guerra, que a veces eran conscientes de que lo hacían sólo por ellos, y que otros lo hacían por los demás, porque nadie más lo haría», comenta Segura.

Para profundizar en la figura del reportero de guerra La Villarroel también acogerá la exposición «Bye bye Kabul», de Guillermo Cervera, que ya se pudo ver en La Virreina en 2014 y el coloquio «Periodismo en zona de conflicto», moderado por el periodista David Bassa. «Cualquiera que va a cubrir un conflicto en parte siempre va a buscar, paradójicamente, su propia guerra y su propia herida. Un corresponsal de guerrra ha de interpretar lo que ve para el público, que es en definitiva lo que hacemos los actores, interpretar un mundo para el público», afirma Selvas.

Mark Twain solía decir que Dios inventó la guerra para que los americanos aprendieran geografía, pero ni aún así. Por su parte, Platón decía que sólo los muertos habían visto el final de la guerra. Incluso Joseph Heller, autor de «Trampa 22», la sátira más mordaz contra la guerra, aseguró que: «En realidad el único enemigo es aquel que hará que te maten, sea del bando que sea». todos vieron guerras, todos no querrían volver a verlas. La obra hace un excelente trabajo a la hora de medir hasta que punto el periodismo de guerra es una patología.