Exposición

De Julio Verne al Capitán Trueno

Una exposición reivindica la obra de Antonio Bernal, autor de numerosas portadas para la Editorial Bruguera

El pintor Antonio Bernal en una de sus últimas imágenes trabajando en su estudio
El pintor Antonio Bernal en una de sus últimas imágenes trabajando en su estudiolarazon

Una exposición reivindica la obra de Antonio Bernal, autor de numerosas portadas para la Editorial Bruguera

El Museo de L’hospitalet es desde hace unas semanas el escenario de una interesante exposición centrada en la abundante producción dejada por Antonio Bernal, el artista que convirtió en imagen muchas de las portadas de las publicaciones infantiles y juveniles que llenaban los kioscos hace tiempo. Bajo el comisariado de Joaquim Noguero, la muestra es una completa aproximación a la creatividad de un autor que era capaz de resumir en una ilustración una novela de Julio Verne, Emilio Salgari, Jack London o Charles Dickens o una de las aventuras del Capitán Trueno o el Jabato.

Bernal, fallecido hace dos años, estuvo al pie del cañón hasta el final, conservando siempre la fascinación por seguir sabiendo más, pese a que él ya era un maestro. Por ello, como recordó Joaquim Noguero, en declaraciones a este diario, al ilustrador le fascinaba aquella frase que un viejo Goya escribió en uno de sus últimos dibujos: «aún aprendo».

Pero de quien debemos aprender es de Antonio Bernal quien convirtió desde niño el dibujo en una verdadera pasión, el vehículo en el que poder recoger en imágenes lo que le impresionaba en la pantalla de los cines de barrio o en las novelas populares de vaqueros o las novelas policiacas. Aquello que fue en un principio una pasión acabó convirtiéndose en su oficio, creando una escuela que sigue siendo admirada.

Pese a que empezó su trayectoria en la publicidad, a partir de 1953 Antonio Bernal pasó a ser uno de los nombres de la escudería Bruguera, encargándose de la serie Ralph McLane. Será el principio de una larga colaboración y que desembocaría en una amplia producción artística para uno de los sellos míticos del cómic, mejor dicho del tebeo en nuestro país. Al año siguiente de su llegada a Bruguera realiza las viñetas de Capitán Robles. En 1956 firma «Vendaval, el capitán invencible» donde cuenta con guiones de Víctor Mora y Francisco González Ledesma.

«Siempre tuvo un buen recuerdo de Bruguera. A diferencia de otros autores de esa editorial, nunca tuvo la idea de que lo habían engañado. No había rencor y pensaba firmemente que había sido una época buena en su carrera, con un ritmo de producción de tres portadas semanales, a veces cinco. Además recordaba con admiración el haber podido conocer a compañeros como Francisco Ibáñez o Víctor Mora», matizó Noguero.

Con gran precisión en el detalle, apostando por el colorismo y una indiscutible destreza para las situaciones de acción, a partir de los sesenta se hizo cargo de las grandes portadas de Bruguera, tanto las novelas de colecciones como Bolsilibros, con westerns, artes marciales, aventuras románticas o de terror. Su indiscutible estilo también saltará en la recreación de las andanzas de héroes del mundo de la viñeta hispana como el Capitán Trueno, el Jabato o el Corsario de Hierro, todas ellas con guiones de Víctor Mora.

Joyas de la corona

Antonio Bernal siempre consideró como su mejor trabajo las portadas para la serie «Joyas Literarias Juveniles» de Bruguera, adaptaciones al cómic de los grandes clásicos de la literatura de todos los tiempos y que ayudaron a tantas generaciones a acercarse a nombres como Julio Verne, Emilio Salgari, Alejandro Dumas, Walter Scott, Karl May, Edgar Allan Poe, Robert L. Stevenson o Jonathan Swift. De ellos sacó Bernal la esencia para convertir en portada «La isla del tesoro», «Cinco semanas en globo», «El último mohicano», «Ben-Hur», «Las aventuras de Tom Sawyer», «Historia de dos ciudades» o «Moby Dick», entre muchas otras. La colección fue uno de los grandes éxitos de ventas de la editorial, iniciada en 1970 y reuniendo un total de 260 entregas. «Muchos llaman a esas portadas como estilo Bruguera, pero en realidad hay que hablar de estilo Bernal. Hizo que los lectores desearan los comics gracias a su labor en la que siempre destaca un estallido de color porque traslada al papel el tecnicolor del cine», aseguró el comisario de la muestra dedicada al artista.

Uno de los aspectos que se han podido conocer con más detalle tras la muerte de Bernal era su gran interés por documentarse para sus originales. «Era un depredador de imágenes. Buscaba documentación en el mercado de Sant Antoni o recortaba de las páginas revistas», informó Noguero quien pudo ver algunas de las carpetas en las que Bernal conservaba escenas, como de su admirado Tarzan, y que luego trasladaba al óleo o la acuarela. Asimismo el pintor fotografiaba a amigos y familiares en las posiciones y gestos que necesitaba para realizar una portada para el Capitán Trueno o para alguno de los títulos de «Joyas Literarias Juveniles». Todo ese material ha acabado siendo conservado en el Arxiu Comarcal de la Seu d’Urgell donde también se han depositado las numerosas libretas de apuntes del artista, como una con numerosos dibujos realizados mientras veía la película «Bailando con lobos».

Y es que el cine fue una de sus grandes pasiones desde que el niño Antonio Bernal se hizo un adicto de la cartelera del Cine Romero en L’Hospitalet. Nunca ocultó su fascinación por el séptimo arte, hasta el punto de convertir a Ingrid Bergman en la protagonista de su visualización de Juana de Arco o a Grace Kelly en la muchacha que peligra ante un oso en «Miguel Strogoff» de Verne. Tampoco le costó mucho que sus pinceles reconstruyeran la carrera de cuadrigas de «Ben-Hur» con Charlton Heston o a Peter O’Toole en «Lawrence de Arabia», pero siempre como los recordaba, un homenaje del cómic a las estrellas del cine.