Infraestructuras

El bus en contra dirección de Travessera de Gràcia se estrena con recelo vecinal

Barcelona pone en marcha 4 líneas más de la nueva red de autobuses que prevé tener lista en 2018

El colegio Infant Jesús lamenta que el Ayuntamiento no les informara personalmente y toma medidas para evitar accidentes a la salida de la escuela / M. González/Shooting
El colegio Infant Jesús lamenta que el Ayuntamiento no les informara personalmente y toma medidas para evitar accidentes a la salida de la escuela / M. González/Shootinglarazon

Barcelona pone en marcha 4 líneas más de la nueva red de autobuses que prevé tener lista en 2018.

Hace ya muchos años, el que fuera el 28º presidente de los Estados Unidos, Woodrow Wilson, advertía de que «si desea hacer enemigos, intente cambiar algo». Porque por instinto, los cambios dan miedo a las personas. Más si se trata de poner a circular autobuses en dirección contraria al sentido de la marcha. Además de los vecinos, los padres y profesores de la escuela Infant Jesús de Barcelona se llevaron las manos a la cabeza hace dos semanas cuando vieron que el Ayuntamiento de Barcelona se disponía a hacer obras en el carril de aparcamiento de zona azul del lado montaña de la Travessera de Gràcia para convertirlo en un carril bus, desde la calle Balmes dirección Francesc Macià.

«¡Pero si los coches circulan en dirección contraria!», exclamaban algunos padres confusos. Imaginaron lo peor, niños y abuelos que se agolpan en la salida de la escuela cayendo al carril bus. Enseguida se organizaron para pedir medidas a la escuela y la sorpresa fue que la dirección del colegio no sabía nada. Era día 2 de noviembre y apenas quedaban diez días para que el nuevo autobús, el D40, que cruza Barcelona en diagonal desde Via Favència a plaza España, entrara en funcionamiento junto a tres líneas más: la V5, que enlaza Mare de Déu del Port con Pedralbes; la V31, que va de la Mar Vella a Trinitat Vella, y la V29, del Fòrum a Roquetes. Además de la D40, por Travessera también pasa el 27. Se acabó también el privilegio de aparcar en doble fila para dejar y recoger niños de la escuela.

Lo primero que hizo la dirección del colegio fue pedir una reunión con responsables del Ayuntamiento de Barcelona. El día 10, tres días antes de la puesta en marcha de las nuevas líneas de la red ortogonal, que el gobierno de Xavier Trias empezó a desplegar en 2012, el director de la escuela Infant Jesús, Josep Maria Ramón, se vio con el gerente del distrito de Sarriá-Sant Gervasi y el jefe de movilidad de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB). Ambas partes lamentaron la falta de diálogo. El colegio pidió trasladar el carril bus al otro lado de travesera de Gràcia, pero la respuesta fue «no, porque por causas técnicas es inviable».

Para afrontar el primer día de la puesta en marcha del «bus a la contra», como un vecino bautizó a la nueva línea para alertar a una motorista que se jugó el pellejo al girar para enfilar Aribau, durante el fin de semana, instalaron una barrera provisional. El Ayuntamiento comprobó «in situ» que no era suficientemente larga para prevenir la seguridad del montón de padres y niños que se agolpan a la salida de la escuela y en las dos próximas semanas, cuando pongan la valla definitiva, la alargarán. Además, una patrulla de la Guardia Urbana ayudaba a organizar la entrada y la salida del colegio y un supervisor de TMB tomaba notas porque el próximo día 24, el gerente del distrito se verá con los responsables de la escuela para evaluar el operativo.

El gerente adjunto de Movilidad e Infraestructuras, Manuel Valdés, admitía que todo cambio provoca incertidumbres. «Habrá que ver cómo la ciudad se adapta a esta nueva red de autobuses que quedará completamente habilitada el próximo año», comentó. Con la entrada en marcha de estas cuatro líneas, ahora funcionan 20 de las 28 líneas previstas de la red ortogonal, corredores verticales, horizontales y diagonales que se cruzan. Aunque hay que hacer más transbordos, el mapa se simplifica y la velocidad y la frecuencia se multiplica. En un día laboral, estas líneas transportan unos 350.000 pasajeros, la mitad de los usuarios de Barcelona. La intención es ganar pasajeros. Las nuevas líneas cambian ocho recorridos (H6, H14, H16, 27, 42, 68, 91 y 109) y suprime siete (20, 26, 32, 40, 37 y 57).

La nueva red no afecta a todas las líneas, se mantendrán 43 líneas convencionales y 27 de proximidad.