Cáncer

El Clínic ya trata a enfermos de leucemia con su propio CAR–T

El Proyecto Ari ha financiado el desarrollo de esta terapia para la especialidad linfoblástica aguda y el linfoma

En la imagen, un paciente que sufre leucemia, en plenos cuidados en un hospital
En la imagen, un paciente que sufre leucemia, en plenos cuidados en un hospitallarazon

El Proyecto Ari ha financiado el desarrollo de esta terapia para la especialidad linfoblástica aguda y el linfoma.

«Hoy es un día muy importante para la sanidad pública de nuestro país, equiparable a cuando se realizó el primer transplante de riñón o de hígado». Con esta frase dio inicio ayer Josep M. Campistol, director general del Hospital Clínico, la rueda de prensa de presentación del ensayo clínico de diez pacientes con linfoma o leucemia linfoblástica aguda, los cuales no han respondido a los tratamientos convencionales para combatir la enfermedad, que han sido tratados con un procedimiento terapéutico, el CAR–T, capaz de eliminar la enfermedad.

«Después de más de 20 años de trabajo, ya es realidad una nueva terapia celular que permite tratar la leucemia linfoblástica aguda a pacientes que probablemente ya no tendrían otra opción», comentó Campsitol acerca de la relevancia del desarrollo en el Clínic del CAR–T (Chimeric Antigen Receptor), únicamente disponible comercialmente en Estados Unidos desde el mes de julio pasado.

Oferta casi única

El hecho de poder desarrollar este ensayo, que arrancó hace cuatro meses, con un CAR–T propio, convierte al Hospital Clínic en uno de los pocos centros europeos con la capacidad de ofrecer estar terapia génica, que consiste en separar los componentes de la sangre a través de la técnica de aféresis para a continuación modificar mediante reprogramación genética los linfocitos T –encargados de la respuesta inmunitaria– del propio paciente para que tengan capacidad de atacar las células tumorales. Así pues, cuando éstos se transfunden de nuevo al paciente, pueden reconocer específicamente las células tumorales y atacarlas.

Éste tratamiento, que se presenta casi como última opción para enfermos que se han manifestado resistentes a los tratamientos convencionales de quimioterapia e incluso transplante, ha demostrado ya su eficacia, aunque lo cierto es que a un 30–50 por ciento de los enfermos con el iempo le ha vuelto a salir la enfermedad.

En cualquier caso, en el ensayo clínico iniciado en el Clínic, en el que ya participan ocho pacientes y se prevé incluir a otros dos más en las próximas semanas, los resultados están siendo muy esperanzadores: «No se ha producido ningún efecto secundario grave, por lo que estamos muy satisfechos con la seguridad del tratamiento y, pese a que aún es pronto, por ahora se está mostrando eficaz», indicó ayer el doctor Julio Delgado, consultor del Servicio de Hematología del Clínic, quien además puso de relieve que «los pacientes eran personas sin alternativas terapéuticas y ahora, gracias a este tratamiento, la mayoría de los casos evoluciona favorablemente».

Por su parte, la doctora Susana Rives, hematóloga pediátrica del Hospital Sant Joan de Déu, centro con el que el Clínico ha formado una plataforma de inmunoterapia y que por lo tanto también participa en el ensayo con un paciente pediátrico, puso de relieve «la poca toxicidad y la buena calidad de vida» que ha presentado su paciente.

Llegados a este punto, los responsables del ensayo aspiran a extenderlo a veinte pacientes más para poder recabar así más información y pese a que ya han recibido el visto bueno de la Agencia Española del Medicamento, ahora es necesario encontrar financiación. Además, tal y como apuntaba ayer Manel Juan, jefe de la sección de inmunoterapia del Servicio de Inmunología del Hospital Clínico, «ahora que ya tenemos hecha la cadena de montaje para un CAR–T hay que aprovechar esta plataforma para hacer más CARs que puedan tratar otros cánceres, como el mieloma múltiple». Además, tras años de trabajo en un proyecto en el que se han implicado cerca de 150 profesionales, sus responsables son muy ambiciosos y en este sentido esperan que éste sirva para «poder hacer la preparación del CAR–T aquí para después remitirlo a otros hospitales españoles», señalaba Campsitol.

El CAR–T, que ha sido financiado por el Proyecto ARI, impulsado por Ari Benedé -que en septiembre de 2016 falleció víctima de una leucemia linfopolástica aguda- y su madre Àngela Jover, no está aprobado a día de hoy por la Agencia Europea del Medicamento, sin embargo ese no es un requisito indispensable para que la sanidad pública catalana pueda incluirlo como tratamiento. Y en ese proceso se encuentran ahora los responsables del ensayo, en el de intentar que el CatSalut encaje el tratamiento en el sistema público. El caso es que la comercialización del CAR– T tiene un coste muy elevado -que ronda los 500 mil euros por paciente en Estados Unidos-, sin embargo, tal y como indica Campistol, «la preparación de un CAR–T aquí rondaría los 65 mil euros, a los que habría que sumar el coste del tratamiento al paciente».