Ciencia y Tecnología

El Observatorio Fabra vuelve a guiñar al cielo

La Fundación Obra Social La Caixa concluye la reforma del telescopio que en 1904 empezó a enfocar al universo

El Observatorio Fabra y su icónica cúpula que le ha dado color a Barcelona desde 1904
El Observatorio Fabra y su icónica cúpula que le ha dado color a Barcelona desde 1904larazon

Desde el principio de los tiempos el hombre ha mirado al cielo en busca de su origen. ¿Quiénes somos? ¿A dónde vamos?

Desde el principio de los tiempos el hombre ha mirado al cielo en busca de su origen. ¿Quiénes somos? ¿A dónde vamos? Y mirando al cielo descubrió que la Tierra es redonda, que es una pulga perdida en un universo del que hoy sólo sabemos que es infinito, que los ingredientes para la vida llegaron de fuera y que sin la luna, sin sus mareas y su baile perfectamente coordinado con el Sol y la Tierra, sólo podría haber vida en una pequeña rodaja de melón de nuestro planeta.

Buscando respuestas observando las estrellas, el hombre escribió también historias fascinantes. Ahí están las perseidas, la lluvia de estrellas más famosa que se puede ver cada 10 de agosto, cuando diminutos fragmentos de polvo de la cola del cometa Swift-Tuttle entran en la atmósfera. Esta es la explicación científica, porque tras las perseidas, la constelación desde la cual parece venir la lluvia de meteoritos, se esconde la historia de amor de Adrómeda y Perseo, el hijo que Zeus engendró transformándose en lluvia dorada para entrar en la habitación donde estaba recluida su madre, Dánae. Perseo salvó a Andrómeda de un monstruo marino al que fue ofrecida para expiar un crimen de su madre.

Hoy son dos constelaciones. Aunque en 2017, la contaminación (lumínica y atmosférica) no hacen de Barcelona el lugar ideal para buscar en el cielo nocturno carros, dioses y semidioses griegos. Sin embargo, el Observatorio Fabra se ha reformado a tiempo para las perseidas. Reabrió esta semana, tras seis meses de obras, empujadas por la Fundació Obra Social La Caixa. Lo más vistoso es que ha recuperado su aspecto original, el color gris de la piedra de Montjuïc con el que se construyó en 1904. El edificio modernista es obra del arquitecto Josep Domènech y es uno de los cuatro observatorios más antiguos del mundo.

Sin embargo, uno de los trabajos más importantes que se han hecho ha afectado al mecanismo de giro de la cúpula, que protege el telescopio. Tras más de cien años, había piezas desgastadas. También se han renovado 95 ventanas, se han sustituido las puertas exteriores, con excepción de la principal que se ha restaurado, y se ha cambiado el motor que hace girar el telescopio, por otro que ofrece más fiabilidad. Aunque hoy, la contaminación de la ciudad sólo permite ver a simple vista entre 50 y 100 estrellas, el primer director del Observatorio Fabra, el astrónomo Josep Comas i Solà, halló el Hispania, el primer asteroride descubierto desde España. También observó por primera vez la atmósfera de Titán, un hito que fue publicado en la Astronomische Nachrichten.

Pese a que la visibilidad no es la misma, el actual director del Observatorio Fabra, Jorge Núñez, explica que “se siguen haciendo estudios muy interesantes” en tres disciplinas, la astronomía, la sismología y la metereología. Se toman datos desde 1913 y es uno de lo pocos centros que disponen de cien años de observaciones continuadas, sin ninguna interrupción y desde un mismo punto.

Perp lo más interesante para los vecinos de Barcelona y sus visitantes son las actividades de divulgación científica, como el “Sopars amb Estrelles”, impulsado también por la Obra Social la Caixa, y que esta semana inauguró temporada coincidiendo con la presentación de la reforma.

Desde el Observatorio Fabra no será el lugar donde se encuentre agua y oxígeno en otros planetas como augura el astrónomo y director de investigaciones del Centro Nacional de Investigación Científica, Daniel Kunth, que ocurrirá en 10 o 20 años, pero se seguirán mirando las estrellas y de la pregunta de dónde venimos y a dónde vamos, saldrán noches fascinantes.