CDC

El PDC pide a la CUP un acto de fe con Puigdemont

«La confianza se tiene o no se tiene. No se negocia», afirma Marta Pascal.

La nueva coordinadora general del Partit Demòcrata Català, Marta Pascal.
La nueva coordinadora general del Partit Demòcrata Català, Marta Pascal.larazon

«La confianza se tiene o no se tiene. No se negocia», afirma Marta Pascal.

Es pronto todavía para saber si Carles Puigdemont se caerá del alambre en el que habita desde hace dos meses y medio el próximo 28 de septiembre, día en que deberá someterse a una cuestión de confianza en el Parlaament. Su precaria estabilidad está, hoy por hoy, en manos de la CUP, la única formación que ha mostrado cierta predisposición para que el presidente de la Generalitat supere el trance y pueda seguir en el cargo. Los anticapitalistas, sin embargo, exigen contrapartidas a cambio. Quieren fecha para la celebración de un referéndum unilateral de independencia (RUI), una opción que el Partit Demòcrata Català (PDC) –la vieja Convergència– observa con mucha suspicacia por los riesgos que entraña. El PDC considera que basta con el compromiso de Puigdemont para desarrollar los planes de desconexión y reclama a la CUP que se adhiera sin introducir más complejidades.

«La CUP tiene que decidir si la mayoría parlamentaria sigue con el mandato del 27 de septiembre. La confianza no se negocia. Se tiene o no se tiene», afirmó ayer la coordinadora general del PDC, Marta Pascal en una entrevista en Catalunya Ràdio. Pascal reclamó en este sentido a la formación anticapitalista «mucho sentido de Estado» y aconsejó a sus socios (?) no usar el RUI como «mecanismo de presión».

La postura de la dirigente del PDC causó incredulidad entre los miembros de la CUP. «La confianza no es un acto de fe», afirmó el diputado de la CUP Sergi Saladie. Los anticapitalistas se sienten fuertes para reivindicar la celebrar de un referéndum unilateral, puesto que una amplia mayoría de los socios de la Asamblea Nacional Catalana (un 74 por ciento) avaló este mecanismo. Y urgen, en todo caso, una reunión con Puigdemont para detallar el desenlace del proceso soberanista, ya que temen una prolongación indefenida del mismo. «La CUP no pone líneas rojas. Pide –igual que lo piden en otras entidades políticas– acabar con el proceso y clarificar los últimos meses», dijo Xavi Generó, otro de los diputados de la CUP.

El mes de agosto, por tanto, no está sirviendo por el momento para culminar la aproximación entre Junts pel Sí y la CUP que se produjo en el mes de julio, cuando ambos grupos pactaron las conclusiones de la comisión de estudio del proceso constituyente y la posibilidad de activar un mecanismo unilateral para la independencia. Puigdemont no quiere parecer un rehén en manos de la CUP y tiene decidido presentarse a las elecciones en el caso de no superar la cuestión de confianza el próximo 28 de septiembre. El problema de una nueva convocatoria electoral para los soberanistas sería, sin embargo, conservar su mayoría en el Parlament, ya que podría producirse un trasvase de votos de la CUP al partido de Ada Colau.

Cábalas electorales al margen, lo que tampoco está claro es qué ocurrirá con los presupuestos de 2017, ya que la CUP no quiere aparejar la cuestión de confianza a las cuentas del próximo año.