El desafío independentista

El «procés» trunca un año turístico histórico en Barcelona

La ciudad recibe 14,5 millones de turistas, las pernoctaciones crecen un 3,2 %, pese a que en noviembre cayeron un 5,3% respecto a 2016.

El encaje de Cataluña en España desbanca al turismo como principal problema de la ciudad para los barceloneses en el último barómetro.
El encaje de Cataluña en España desbanca al turismo como principal problema de la ciudad para los barceloneses en el último barómetro.larazon

La ciudad recibe 14,5 millones de turistas, las pernoctaciones crecen un 3,2 %, pese a que en noviembre cayeron un 5,3% respecto a 2016.

El año pasado, Barcelona empezó dando alojamiento a 503.154 turistas en el mes de enero. En julio, el número de turistas que dormían en los hoteles de Barcelona era de 773.958, récord anual. Paralelamente, en seis meses, el número de pasajeros que aterrizó en el aeropuerto de Barcelona pasó de los 2,8 millones de enero a los 5 millones de julio.

Con aglomeraciones en el Park Güell o en la Barceloneta, pero sobre todo, tras el aumento de los precios del alquiler como efecto colateral de la demanda de los llamados «apartamentos turísticos», los barceloneses ya no reían todas las gracias al turismo. En el primer barómetro semestral del año, el turismo, paradójicamente el maná que había dado de comer a la ciudad durante los peores años de la crisis, pasaba a convertirse en el problema número uno de la ciudad, por delante incluso del paro, que ocupaba esta posición desde 2009. La alcaldesa Ada Colau se peleaba con la plataforma de alquileres vacacionales Airbnb. El portal dijo que había eliminado 2.500 pisos sin licencia. Y cuando el Ayuntamiento de Barcelona le insistía en que debía eliminar todos los pisos turísticos ilegales, unos locos yihadistas atentaron en La Rambla de Barcelona.

Ada Colau y Mariano Rajoy crearon una inusual alianza. Ayuntamiento y Gobierno aunaron esfuerzos para evitar, como sucedió en Túnez o la Costa Azul, una desbandada de turistas. Se incrementaron las medidas de seguridad –bolardos en La Rambla, medidas propias de un aeropuerto para acceder a la Sagrada Familia (...)– y la imagen de una ciudad que volvía a vibrar ayudó a que Barcelona superara el impacto del terrorismo más rápido que otras ciudades.

Pero todo este esfuerzo se fue al traste con la irresponsable aventura independentista en la que se adentró el gobierno catalán, liderado en aquel entonces por Carles Puigdemont. La represión policial del 1-O, por un lado, y la Declaración Unilateral de Independencia, por otro, asustaron al turismo. Mientras que de abril a junio, los turistas que hacían noche en un establecimiento hotelero de la ciudad eran más de 700.000, la cifra cayó a 693.580 en agosto, el mes del atentado. Y ya no se recuperó. El descenso de turistas fue de un 4% en octubre y noviembre peoro: 539.296 pernoctaciones y 3,1 millones de pasajeros en el aeropuerto de El Prat, un 5,3 % menos respecto a 2016.

El gremio de hoteleros dará hoy sus números, pero a título personal muchos se quejan. «Octubre, noviembre y diciembre han sido unos meses malos, lo normal era tener una ocupación por encima del 80 % y estamos sobre el 60 %», lamenta la propietaria de una pequeña cadena familiar de hoteles del Eixample. El tercer trimestre, los ingresos de los alojamientos hoteleros cayeron un 10%.

«Grosso modo», Barcelona cierra un año que se preveía histórico con un evolución moderada de la actividad económica turística. 2017 deja atrás una sucesión de récords históricos, aunque sigue cerrando con un balance positivo del número de visitantes pese al impacto del contexto político, 14,5 millones, de los que 7,6 millones se hospedaron en alojamientos hoteleros. Aunque las cifras del último trimestre son peores que las de 2016, el año cierra con un crecimiento del 3,2 %.

En diciembre, el registro de visitantes del Park Gúell bajó un 8,8 por ciento, aunque cierra el año con un incremento del 5,5 %, 3,1 millones de personas se dieron un paseo por el parque de Gaudí. La Sagrada Familia, en cambio, cierra el año con un descenso total del 0,8 % de visitantes, 4,5 millones.

Retener los Congresos

El aeropuerto y el puerto mantienen su nivel de actividad y cierran el año con un incremento acumulado del 7,1 por ciento. Las cifras de los cruceros son equiparables a las de 2016. El Ayuntamiento de Barcelona y Turismo de Barcelona se esfuerzan por retener el turismo de reuniones. El año pasado la ciudad acogío un total de 450 congresos y las previsiones para 2018 según el Barcelona Covention Bureau son similares. El esfuerzo da resultados, empezando por el Mobile World Congress que repite.