Corrupción en Cataluña

El «tramabús» llega a Barcelona en su ruta contra la corrupción

El vehículo circula durante dos horas por la ciudad y hace sus paradas ante la sede de Convergència y el Palau de la Generalitat

Imagen del autobús en su parada en la Plaza Sant Jaume, ante el Palau de la Generalitat
Imagen del autobús en su parada en la Plaza Sant Jaume, ante el Palau de la Generalitatlarazon

El vehículo circula durante dos horas por la ciudad y hace sus paradas ante la sede de Convergència y el Palau de la Generalitat.

Desde su aterrizaje en la política española, Podemos se ha caracterizado por escenificar. Un intento por capturar la atención de los ciudadanos que ha fluctuado entre la grandilocuencia y el estrépito. Un día impulsan un boicot a Coca-Cola para solidarizarse con los empleados de la empresa, y al día siguiente Ramón Espinar aparece fotografiado con dos refrescos de la marca.

Bien, el «tramabús» es su última altisonancia. Un autobús que recorre la geografía española para denunciar la corrupción y poner en boga su nuevo concepto emblemático: la «trama», que ha pasado a sustituir a la «casta». Tras circular por Madrid, Murcia o Galicia, el vehículo desembarcó ayer en Barcelona para callejear los puntos que encarnan la «trama» –«una red de altos cargos del Estado y empresarios que ostentan el poder de este país»–. Lo cierto es que, paradójicamente, en el inicio y el final de su «tour» por la ciudad han establecido parangón con el «establishment»: estacionar en un carril bus con advertencia de la Guardia Urbana pero sin sanción y circular por la plaza Sant Jaume sin haber obtenido permiso.

Impunes de estos episodios, el autobús, con una veintena de periodistas a bordo, transitó por los puntos cardinales de la corrupción y la fortuna de Cataluña –«la connivencia entre el poder político y económico»–. Durante las dos horas que circula por Barcelona, apenas despierta la atención de unos pocos transeúntes que siguen con la mirada o recurren al móvil para inmortalizar su paso. Las efigies del primogénito del expresidente Jordi Pujol, Jordi Pujol Ferrusola; del expresidente del Palau de la Música, Fèlix Millet, y de la infanta Cristina presiden la parte delantera del vehículo, flanqueado por las permanentes de Luís Bárcenas, Jordi Pujol, Felipe González y Mariano Rajoy con un móvil tecleando el «Luís, sé fuerte». Con Àlex Romaguera y Rafa Burgos al micrófono, describen con tono didáctico y detalles todo aquello que guarde un vínculo con los responsables de la «trama», alberguen delito o no.

Lo importante es profundizar en la división entre la «élite» y la «gente». Así, a cada edificio en propiedad de Amancio Ortega o Isak Andic, reseñan. Al enfilar Paseo de Gracia, recuerdan su prohibitivo precio por metro cudrado: 30.000 euros. Al pasar por la joyería Suárez, dos referencias: lugar donde presuntamente Iñaki Urdangarín compró el anillo de compromiso a la Infanta con la tarjeta «Aizoon» y donde la «aristocracia» compra sus joyas. El autobús señala el Majestic, lugar donde CDC celebraba sus victorias electorales, y pasa por su antigua sede en Calle Córcega, donde paró y se fotografió. Finalmente, no pudo pasar por el Palau de la Música, hizo su segundo «stop» en el Palau de la Generalitat, y se dirigió al parque de la Ciutadella, donde concluyó la ruta.