Exposición

Enjoyando a Ramon Casas

El Museo del Modernismo de Barcelona propone un insólito diálogo entre la pintura y el dibujo del maestro modernista y jóvenes diseñadores actuales.

Las piezas en la exposición han sido creadas expresamente para la muestra, con motivo también de la celebración del certamen Joya Barcelona.
Las piezas en la exposición han sido creadas expresamente para la muestra, con motivo también de la celebración del certamen Joya Barcelona.larazon

El Museo del Modernismo de Barcelona propone un insólito diálogo entre la pintura y el dibujo del maestro modernista y jóvenes diseñadores actuales.

Ramon Casas no es solamente uno de los nombres que definen el modernismo catalán sino que también puede ser una buena fuente de inspiración. Hace unos meses, el Museo del Modernismo de Barcelona inauguró una gran antológica sobre Casas en la que se pudieron ver algunos de sus trabajos más destacados, así como los temas que le fascinaban, entre ellos la mujer. Ese hecho llamó la atención a una de las numerosas visitantes de la muestra, Nichka Marobin, quien propuso a los responsables del museo un diálogo entre autores contemporáneos y el pintor homenajeado en su 150 aniversario. Pero no son los compañeros que podríamos pensar, compañeros de pincel y caballete, sino diseñadores de joyas actuales, jóvenes creadores de todo el mundo que se acercan, en algunos casos por primera vez, al universo Casas.

Marobin explicó, en declaraciones a este diario, que lo que se ha querido es que estos diseñadores «crearán nuevas piezas. Busqué a aquellos que podían conocer a Casas o podían sentirse interesados por su obra, creando un diálogo único».

En total son una decena de nombres procedentes de lugares tan aparentemente lejanos al imaginario de Ramon Casas, como Japón, México, Italia o Corea del Sur. El resultado es interesante y permite ver incluso matices nuevos del pintor modernista, constatando a la par que aquello que creó en sus dibujos y pinturas sigue tan vigente hoy como en aquel entonces. «Es sorprendente en todos sus cuadros. Era un maestro y realmente se le puede considerar como un hombre de su tiempo», según la comisaria de la muestra.

En estos diálogos, por ejemplo, destaca un dibujo con Júlia, la eterna musa de Casas, realizado hacia 1926 y con la elegancia habitual en el trazo del pintor. El japonés Kazumi Nagano quedó prendado con las formas del vestido de Júlia y, a partir de ellas, ideó un broche con papel de lino, oro, hilo de nailon y plata, en el que capta la línea del modernista.

Un dibujo de entre 1899 y 1903, con una mujer de perfil vestida con gabardina y tocado fue el que seleccionó la húngara Flóra Vagi para idear un broche fascinante. El punto de partida es el tocado de la modelo que Vági traduce con madera de cedro, pigmento, pintura acrílica, plata y acero.

La pintura de Casas tampoco falla en esta cita, como se visualiza con el óleo de 1898 «Chula con mantón y pañuelo rojos» que inspira el brazalete de la italiana Lucia Massei, elaborado con cobre, pigmentos y oro.

Otra tela, una figura femenina de 1898, se resumen perfectamente en el colgante de la alemana Lydia Hirte con cartulina fina de dibujo y tinta.