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Glen Baxter, el último surrealista

Anagrama abre su nueva colección de humor gráfico con una antología del artista británico

La marca de fábrica de Baxter es su capacidad de que una frase de un nuevo sentido a la viñeta que la sustenta. Es decir, te ríes dos veces. Imposible saber lo que escribirá tras ver el dibujo.
La marca de fábrica de Baxter es su capacidad de que una frase de un nuevo sentido a la viñeta que la sustenta. Es decir, te ríes dos veces. Imposible saber lo que escribirá tras ver el dibujo.larazon

Anagrama abre su nueva colección de humor gráfico con una antología del artista británico.

Cuando Glen Baxter era niño, tartamudeaba un poco, lo que le hacía sentir inseguro y nervioso. Un día su padre le mandó ir a la mercería cerca de casa a comprarle un botón. El reto era grande, o así lo vivía él. Durante todo el camino estuvo memorizando la frase para no equivocarse cuando estuviese delante del tendero. «¿Por favor, señor, me da un botón?». Llegó a repetirlo como si fuera un botón. Al final se sentía seguro y confiado y entró en la tienda sin complejos. «¿Por favor, señor, me da un botón?», dijo feliz como unas pascuas. Sin embargo, el hombre empezó a mirarle como si estuviese loco. «No entendía lo que pasaba. El hombre me dijo entonces que sería mejor si iba a la mercería de al lado. Al parecer, estaba tan concentrado en decir la frase bien que había entrado en una tienda de muebles. La frase era la correcta, pero el contexto no. Eso es lo que he hecho el resto de mi vida con mis dibujos», explicó ayer Baxter.

Anagrama abre ahora su nueva colección de humor gráfico con «Casi todo Baxter. Nuevas y escogidas ocurrencias», una especie de antología de los mejores trabajos de este artista británico, admirado por gente como John Cleese, gran coleccionista de su obra, Edward Gorey, Salman Rushdie o John Ashbery, entre otros.

La obra de Baxter se basa en la extraña yuxtaposición de una viñeta, la mayoría de veces sacada del imaginario del cine de género, de cowboys a gansters, con una frase que sirve para desartcular el discurso visual o multiplicar por mil su efecto. Uno mira la viñeta y es imposible saber lo que pondrá a continuación debajo. Cuando lo lees, el cuadro cambia y consigue que te rías dos veces del truco de magia que acaba de hacer. «Mis dibujos y poemas chocaron como en un accidente de tráfico y empezaron a crear misteriosas conexiones. La inspiración me vino de mi niñez, cuando iba a las sesiones continuas del cine y entrabas con la película empezada. Tenías que darle un contexto a todo para que tuviese sentido. Y entonces vi una película así de los hermanos Marx y me fue imposible. Nunca creí que los adultos pudiesen estar tan locos. Así nació todo, por primera vez tuve esperanza en el futuro», comentó el artista.

«Nunca olvidaré el día que conocí a Brenda», escribe y dibuja la explosión de un volcán. Hay una viñeta por completo en negro, salvo una rendija de medio centímetros de ancho que parece un edificio y escribe, «desde su habitación, Gladys no veía gran cosa de las maravillas de Venecia». O una de sus mejores, un típico forajido del oeste parece que se escapa por una esquina mientras tapa su muñeca. Baxter escribe: «Vance vivía con un miedo constante a perder el reloj». «El cine y los libros han sido mi inspiración. En casa no teníamos libros y entrar en la biblioteca era como entrar en otro mundo, La lectura era mi droga. Y así he salido», dijo Baxter.

El libro arranca la nueva colección de Anagrama que incluye a «El problema de las mujeres», de Jacky Fleming y «Cosas que te pasan si estás vivo», de Liniers. Mariscal ya prepara el siguiente con su historia del mundo.