Arte, Cultura y Espectáculos

¡Hay que huir de Brossa!

Carles Santos, Jordi Oriol y CaboSanroque coinciden en desligarse de la obra del poeta en sus homenajes al artista

Una escena de la obra que comparten Jordi Oriol y Carles Santos
Una escena de la obra que comparten Jordi Oriol y Carles Santoslarazon

Carles Santos, Jordi Oriol y CaboSanroque coinciden en desligarse de la obra del poeta en sus homenajes al artista.

Hay gente que le gustan las galletas, hay otros que le ¡encantan! las galletas, y luego está el monstruo de las galletas. De la misma forma, hay artistas originales, hay artistas ¡únicos! y luego está Joan Brossa, el gran monstruo de la poesía visual y escénica, capaz de devorar de un sólo bocado a todo artista que pretenda acercarse a su ingente y polimórfica obra. No es extraño que en este año Brossa, en el que se celebra prácticamente su centenario en el 98 aniversario de su nacimiento, gesto brossiano por excelencia, los que se han atrevido a acercarse a su universo han preferido huir del personaje más que dejarse devorar por él. Es una opción, claro, los mordiscos, aún poéticos, duelen, así que nadie puede protestar.

El Teatre Nacional de Catalunya (TNC), presentó ayer los actos de su Epicentre Brossa que incluyen, entre otros, el montaje «Esquerdes parracs enderrocs», de Carles Santos y Jordi Oriol, así como la instalación «No em va fer Joan Brossa», de Cabosanroque. Los tres coincidieron ayer al asegurar que su opción a la hora de homenajear al maestro y su obra ha sido alejarse de él. «La mejor forma de acercarse al maestro es huir de él», especificó Santos, que conoció bien a Brossa, genio del oxímoron y la contradicción.

Contra Kirk Douglas

Santos contó una célebre anécdota de Brossa para glosar su figura. En una cena homenaje a Kirk Douglas en Barcelona, con una larga mesa llena de gente que lo aplaudía y reía sus gracias, el poeta subió a un piso superior y, desde allí, escupió en el plato del actor. «¡Escupió a Espartaco! Éste subió a enfrentarse con él y todo acabó allí. Ese era Brossa, capaz de algo así y del gesto más sublime, un personaje que no se acaba nunca», afirmó Santos. ¿Es su espectáculo una mezcla entre lo soez y lo sublime? «Es muy difícil de explicar, eso seguro», sentenció Santos.

Dividida en dos partes, una de Oriol y otra de Santos, la obra es una especie de performance coral llena de referencias brossianas. Nueve intérpretes y tres músicos, mientros del Institut del Teatre y de la Escola Superior de Música de Catalunya (Esmuc) chocan unos con otros a través de las palabras, las imágenes y la atmósfera del poeta para dibujar el multiverso brossiano. «Santos se enfrenta a él como alguien que lo conoció y yo lo hago como alguien que lo descubre ahora y el contraste son dos personajes diferentes», señaló Oriol.

Por su parte, Cabosanroque presenta la instalación «No em va fer Joan Brossa». «Como trabajamos con objetos, muchos han querido ver una influencia obvia entre Brossa y nosotros, pero después de un año estudiando su obra decidimos que lo mejor que podíamos hacer era apartarnos de su obra. Por edad, no somos sus hijos», señala Laia Torrents, miembro del combo. «nos hemos centrado en sus textos de los años 40, cosidos a través del sonido», explicó Roger Aixuc.