Espectáculos

La locura en los ojos de Wagner

El Liceo acoge una nueva producción de «El holandés errante» en el que Senta, interpretada por Elena Popovskaya, roba todo el protagonista frente a los brillantes holandeses de Albert Dohmen y Egils Silins

La puesta en escena superpone dos niveles, uno que representa la realidad y otro las fantasías de Senta
La puesta en escena superpone dos niveles, uno que representa la realidad y otro las fantasías de Sentalarazon

El Liceo acoge una nueva producción de «El holandés errante» en el que Senta, interpretada por Elena Popovskaya, roba todo el protagonista frente a los brillantes holandeses de Albert Dohmen y Egils Silins.

Para Mara Kurotschka, «El holandés errante», de Richard Wagner, es «la mejor puerta de entrada, al menos la más accesible, para la obra del genio que transformó para siempre el teatro lírico». Así es, y junto al cineasta alemán Philipp Stöltz, han montado una nueva versión del clásico wagneriano ambientando la acción al siglo XIX y con golpes escénicos tan brillantes que sin duda seducirán a todos aquellos que quieran ver por primera vez una ópera de Wagner.

El Gran Teatro del Liceo acoge del 2 al 28 de mayo este montaje de «El holandés errante» con un elenco que incluye a Elena Popovskaya como Senta y Albert Dohmen y Egils Silins alternándose como el holandés. Junto a ellos, Oskana Lyniv es la directora musical, que increíblemente se convierte así en la primera mujer que dirige en España una obra de Wagner. «Es una falta que había que corregir, pero no lo hacemos por eso, sino porque el talento joven de Lyniv es extraordinario», aseguró ayer Christina Scheppelmann, directora artística del Liceo.

La obra, con libreto del propio Wagner, está basada en la leyenda del holandés errante narrada en el libro de Heinrich Heine «Las memorias del señor von Schnabelewopski», con un personaje, el Holandés, destinado a surcar los mares hasta que encuentre a una mujer fiel. Sin embargo, este montaje centra la atención en Senta, la «mujer fiel», quien vivirá entre un mundo real y un mundo ficticio en colisión que acabará de forma trágica.

La puesta en escena, pues, intenta reflejar visualmente el drama que vive por dentro Senta. Vemos un escenario dividido en dos niveles. Por un lado, está la biblioteca donde Senta se esconde a leer libros prohibidos, como el de «El holandés errante» y por otro, un gran cuadro al fondo que cobrará vida y se convertirá en la segunda parte del escenario, donde sucederá todo lo que está en la cabeza de la joven. «A medida que avanza la obra, esta caída en la locura se irá haciendo más evidente, apoyada por la propia música», comenta Kurotschka. Según Popovskaya, la obra refleja muchas problemáticas actuales, como esa realidad virtual en que muchos jóvenes se encierran hoy día. Mientras, Dohmen asegura que «acabo destrozado» ante la dureza de la representación.