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La oposición calla sobre las cuentas de Colau

El calendario aprieta y la alcaldesa sigue sin tener apoyo para los presupuestos, aunque su acercamiento al independentismo irrita al PSC

A Colau no le vale sólo con la abstención de ERC y PDeCat, también necesitaría la del PSC
A Colau no le vale sólo con la abstención de ERC y PDeCat, también necesitaría la del PSClarazon

El calendario aprieta y la alcaldesa sigue sin tener apoyo para los presupuestos, aunque su acercamiento al independentismo irrita al PSC.

El gobierno de Ada Colau tendrá que esperar una semana más para saber si cuenta con el aval de algún grupo de la oposición para aprobar el presupuesto del 2018. La votación definitiva se hará en el pleno del 26 de enero después de que en la comisión de economía extraordinaria de ayer, la mayoría de partidos se haya reservado el voto. Sólo el PP se posicionó abiertamente en contra. No obstante, la reacción de algunos partidos de la oposición da indicios de que, pese a la mayoría de partidos de izquierdas en el Ayuntamiento, Colau se inclina por cerrar las cuentas con ERC y el PDeCat. La alcaldesa no tendrá fácil explicar este extremo a su electorado. Más aún cuando en la recámara tiene, como ya ocurriera el año pasado, una moción de confianza para aprobarlos.

El primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, admitió que tras las elecciones del 21 de diciembre «se ha abierto un nuevo escenario» para lograr un acuerdo presupuestario con las abstenciones de varios grupos. Desde el PDeCAT, Sònia Recasens no dio la abstención por segura a causa del clima «de poca confianza», pero aseguró que «hay margen para moverse prioridades». El líder municipal de ERC, Alfred Bosch, criticó la actitud del gobierno en las negociaciones aunque mantuvo la oferta a seguir dialogando hasta el próximo pleno. Pisarello, a su vez, pidió un esfuerzo para contar con unos presupuestos «aprobados por fuerzas a favor de la independencia y en contra de la independencia» y que ponen a Barcelona «en el centro con acuerdos transversales en los que nadie renuncia a nada».

Los devaneos de Colau con el indepensentismo, sin embargo, irritan al PSC, sus antiguos socios de gobierno. La concejal Sonia Ballarín reprochó a los comunes que hayan dejado de defender un gobierno de izquierdas «para gobernar con Convergència». Pisarello le recriminó el tono del discurso «desde el rencor» y aseguró que en las negociaciones «nadie renuncia a nada, pero incorporamos preocupaciones de otras fuerzas». Desde la CUP, Eulalia Reguant ha cargado contra «un presupuesto continuista» que incorpora un incremento de tarifas y no apuesta por las municipalizaciones.

Los más críticos con las negociaciones del gobierno fueron PP y C’s ante un supuesto intercambio de favores entre Generalitat y Ayuntamiento. El portavoz del grupo del PP, Javier Mulleras, reprochó a PSC y Ciudadanos que hicieran reserva de voto en vez de votar en contra de un presupuesto que, aseguró, se ha hecho «dando la espada a Barcelona y en clave de política» porque Colau es la «aliada del independentismo en Barcelona». «Los intereses de Barcelona no deben someterse nunca a los intereses de partidos», añadió Carina Mejías (C’s). Con las abstenciones del PDeCat y ERC no tendrá suficiente y necesita también las del PSC y el concejal no adscrito. Por lo que el gobieno municipal no descarta la moción de confianza.