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La oposición tumba las cuentas de Colau y habrá cuestión de confianza

Si los partidos no pactan en 30 días un alcalde alternativo, los presupuestos se aprobarán.

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colaularazon

Si los partidos no pactan en 30 días un alcalde alternativo, los presupuestos se aprobarán.

Desde su llegada a la alcaldía de Barcelona, Ada Colau ha acumulado un volumen considerable de críticas. Una de ellas, sin embargo, destaca por la recurrencia. Y no es otra que su escasa capacidad de negociación. Ya el año pasado no consiguió aprobar los presupuestos municipales, tuvo que acogerse a una ampliación de las cuentas, y recibió los apoyos para las ordenanzas fiscales, las tasas municipales, el mismo 31 de diciembre. Doce meses más tarde, Colau sigue donde estaba. Sin presupuestos ni tasas municipales para 2017. Ayer se celebró la comisión de economía, paso previo a llevar los presupuestos a pleno, y la alcaldesa contó únicamente con el beneplácito del PSC, que forma parte del Gobierno municipal. El segundo teniente de alcalde del Ayuntamiento, el socialista Jaume Collboni, sin embargo, se distanció del discurso oficial del Ejecutivo municipal e invitó a Colau y los suyos a buscar apoyos en las filas de CiU y Ciutadans.

La alcaldesa, en cualquier caso, tiene la sartén por el mango. Pese a la falta de apoyos, Colau, como ya hizo el ex alcalde Xavier Trias en la legislatura pasada, puede acogerse a una argucia legal para sacarlos adelante. En este caso, una cuestión de confianza, ya que si la oposición no es capaz de proponer un alcalde alternativo, algo prácticamente imposible a tenor de la distribución de concejales que salió de las urnas, Colau aprobaría los presupuestos. Eso no evita, sin embargo, la imagen de Barcelona por segundo año sin unos presupuestos al uso.

Por ello, Collboni invitó al Gobierno municipal a «abrir una nueva etapa de geometría variable» y buscar acuerdos con CiU y C’s para no depender de «grupos minoritarios y radicales» y de algunos que «subordinan la ciudad a otros intereses», en alusión a la CUP y ERC. Estos últimos, a la sazón, querían utilizar los presupuestos de Barcelona como moneda de cambio para aprobar las cuentas de la Generalitat. Los presupuestos municipales, en cualquier caso, no prosperarán porque, a la espera de lo que decida la CUP, ya tienen mayoría de votos en contra (CiU, C’s, ERC y PP).

Collboni señaló que es «una mala noticia» que el presupuesto no se pueda aprobar por la vía ordinaria y lamentó que en las conversaciones con la oposición «se ha hablado mucho de política y poco de políticas». El teniente de alcalde afeó a los grupos que es «una irresponsabilidad» plantear una moción de censura al Gobierno, tal y como pretende CiU, «si no hay alternativa». Pero dio también un mensaje a sus socios de Gobierno, BComú, a los que instó a «abrir una nueva etapa para no depender de grupos minoritarios y radicales y hacer pactos de ciudad» con CiU y Ciutadans que, según Collboni, «ya se se lo han ofrecido».

Al fin y al cabo, mientras la negativa del PP es inamovible «por cuestiones ideológicas», la de ERC, tres cuartas partes de lo mismo por sus condicionantes y la CUP es imprevisible. A Colau solo le quedan las opciones que Collboni sugería: CiU y C’s. La presidenta de Ciudadanos en el Ayuntamiento, Carina Mejías, señaló ayer que la negociación por parte del equipo de Gobierno ha sido «inexistente».

Aun así, la presidenta de Ciudadanos defendió que su formación se situará «en una posición de centralidad, de sensatez» frente a los dos grandes bloques –el equipo de Gobierno por un lado y los independentistas, por otro– que han convertido el debate de los presupuestos «en una operación política».