Maltrato animal

Localizan los cadáveres de 87 animales en Tossa

Las sospechas apuntan a una veterinaria de la zona que fue expulsada del colegio por mala praxis
Las sospechas apuntan a una veterinaria de la zona que fue expulsada del colegio por mala praxislarazon

Los Agentes Rurales han encontrado 87 perros y gatos muertos en una zona boscosa situada en cala Salionç de Tossa de Mar (La Selva), en una finca propiedad de la madre de Natàlia Ràfols, una veterinaria de Vidreres que fue expulsada del colegio por mala praxis.

Los Agentes Rurales han encontrado 87 perros y gatos muertos en una zona boscosa situada en cala Salionç de Tossa de Mar (La Selva), en una finca propiedad de la madre de Natàlia Ràfols, una veterinaria de Vidreres que fue expulsada del colegio por mala praxis.

Los agentes efectuaban un recorrido a pie por la zona a mediados de enero y debido a un fuerte mal olor detectaron una acumulación de bolsas de basura de diferentes medidas, cada una de las cuales contenía un animal, mayoritariamente perros.

En un primer momento se llevó a cabo un rastreo superficial de la zona con un lector de microchips y se obtuvieron tres lecturas, que permitieron localizar a dos dueños de perros. Estos manifestaron que habían llevado a su perro enfermo a una veterinaria y que una vez el perro falleció ella misma se hizo cargo de la gestión del cadáver. En total se identificaron 87 cadáveres, la mayoría de perros de todo tipo de razas, de los que 19 llevaban microchip identificativo.

Los agentes investigaron a quién pertenecía el terreno y descubrieron que el depósito de cadáveres estaba en la parte posterior de un chalet propiedad de la madre de la veterinaria. Se trata de una mujer la que el Colegio de Veterinarios inhabilitó en 2012 a raíz de la gran cantidad de denuncias que tenía por mala praxis.

A pesar de la medida adoptada por el colegio, la mujer continuó ejerciendo, yendo a casas particulares, e incluso tiene una tienda de animales abierta en Vidreres. El pasado mes de octubre un juez la condenó por ejercer mientras estaba inhabilitada.

El hallazgo de estos animales hizo sospechar a los agentes rurales de que la mujer cobraba a los clientes por la incineración de sus mascotas una vez éstas fallecían, pero que en lugar de hacerlo, lo que hacía era meterlas en bolsas y deshacerse de ellas.