Barcelona

Los autobuses se suman a la huelga de transportes y amenazan con el Mobile Congress

El comité de empresa de los buses lamenta la dificultad para dialogar con el Ayuntamiento

Varios centenares de trabajadores del Metro de Barcelona se manifestaron ayer por el centro de la Ciudad Condal en contra de la precariedad laboral, la congelación salarial y por una gestión transparente
Varios centenares de trabajadores del Metro de Barcelona se manifestaron ayer por el centro de la Ciudad Condal en contra de la precariedad laboral, la congelación salarial y por una gestión transparentelarazon

La huelga de Metro que se vivió ayer fue una antesala de lo que ocurrirá durante la mañana de hoy con el parón parcial del servicio de autobús, que también depende de Transportes Metropolitandos de Barcelona (TMB). Entre las 10.00 horas y las 16.00 horas sólo circularán el 20 por ciento de los buses. Durante ese intervalo del tiempo, los trabajadores que se adhieran a la huelga debatirán en las cocheras de Sants, si continuan con la huelga parcial programada para el 22 y 24 de febrero, unos días que coindiden con la primera y penúltima jornada del Mobile World Congress (MWC).

«Si los compañeros de Metro llevan 15 meses negociando con la empresa y no han conseguido que se tenga en cuenta ninguna de las reivindicaciones, no creemos que la situación cambie con el servicio de autobús», declaró a este diario Joaquin Godoy, miembro del comité de empresa de CGT. Todos los sindicatos, a excepción de la UGT, han secundado el parón parcial del servicio porque «la situación ya es límite», admitió Godoy.

Negociaciones tensas

Entre las reivindicaciones de los trabajadores de TMB está el fin de la congelación salarial y de la contratación temporal, acabar con la precariedad laboral, así como más transparencia en el sueldo del personal no incluido en el convenio, en especial el de los altos cargos.

«Lo hemos intentado por activa y por pasiva y no hemos conseguido, ni siquiera, hablar con la presidenta de TMB –Mercedes Vidal–». Además, admite Joaquín Godoy que aunque desde el gobierno municipal ha habido algún acercamiento, finalmente todo ha quedado en agua de borrajas.

La presidenta de TMB, sin embargo, sí recibió ayer al comité de empresa de los trabajadores de Metro en su jornada de huelga. Una vez que la manifestación de un grueso importante de la plantilla (1.500 personas) llegó al Consistorio, Vidal se vio obligada a recibir a los representantes sindicales. Tras asegurarles que presionará a la empresa «para que inicie de manera real las negociaciones», les pidió que cesaran en su empeño de continuar con la huelga programada para el MWC, que en el caso del Metro prevén que sea de 24 horas.

Hoy le toca al turno a los trabajadores de autobús para reivindicar mejoras laborales. Prevén un éxito similar que registró la huelga de ayer, cifrada en un 90 por ciento por sindicatos y en un 65 por ciento por TMB.

Al margen de la guerra de cifras, el parón del servicio de metro se notó en el funcionamiento normal de la ciudad.

Máquinas de validación de tickets inhabilitadas, entradas cerradas, aglomeraciones en los andenes y trenes colapsados.Esas fueron las consecuencias de la huelga que los trabajadores de Metro convocaron ayer entre las diez y las tres de la mañana. Y, sobre todo, usuarios irritados.

Los servicios mínimos del 20 por ciento provocaron que los trenes circulasen en intervalos de tiempo muy largos, entre 15 y 40 minutos, por lo que más de uno llegó ayer tarde al trabajo.

Fue el caso de Meritxell, que aunque «había oído en las noticias el parón en el servicio del Metro», se había despistado. Primero el cartel de «el próximo tren no admite viajeros» y después el que recordaba que el siguiente convoy no aparecería hasta pasados los 20 minutos, hicieron que Meritxell optase por abandonar la estación de la Sagrada Familia y coger el autobús. Una vez fuera, comprobó cómo se había formado una larga cola para entrar y cómo los trabajadores de Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) explicaban a estos usuarios que se trataba de una medida para evitar colapsos en el interior. Resutados: caras largas y algún que otro «siempre pagan los mismos» y «los demás tenemos una vida».