Literatura

Hollywood

Patrick Rothfuss: «Cuando era joven no creía que existiesen libros que no fuesen de fantasía»

Patrick Rothfuss: «Cuando era joven no creía que existiesen libros que no fuesen de fantasía»
Patrick Rothfuss: «Cuando era joven no creía que existiesen libros que no fuesen de fantasía»larazon

Mucha gente tal vez no conozca a Patrick Rothfuss, pero quién sí lo hace, lo sigue hasta el fin del mundo. El escritor pasó por Barcelona para un encuentro con sus lectores. La cita era a las 19.00 horas. A las once de la mañana, ya había gente haciendo cola. Ése es el grado de adoración de este nuevo icono del mundo de la fantasía, que con «El nombre del viento» (Plaza & Janés) ha vendido 500.000 ejemplares. Con la segunda parte, «El temor de un hombre sabio» (Plaza y Janés), ha confirmado el hechizo y todos aquellos que se han metido en este mundo fantástico se muerde las uñas esperando el final de la trilogía .

– ¿Cómo explica su éxito en España, donde es el segundo país donde más vende?

– Puede que sea una respuesta grosera, pero creo que es porque aquí se entiende el orgullo desmedido, que raya en la arrogancia. Cuando leí «El Quijote», reconocí ese orgullo, el mismo que demuestra mi protagonista, Kvothe. Por ejemplo, en Japón, donde el orgullo es visto como algo negativo, mis libros no funcionan.

– ¿De dónde surge Kvothe, uno de esos personajes más grandes que la vida misma?

– En 1994, en un sábado por la tarde, estaba leyendo «Cyrano de Bergerac». Recuerdo que cuando acabé, no podía dejar de llorar. Estuve así durante horas. Entonces pensé, por qué no escribir uno de estos grandes personajes, capaz de dejarte sin aliento, y situarlo en un mundo de fantasía. En esa época tenía la impresión de que lo que le faltaba al género eran grandes personajes.

– ¿Y la segunda?

– Algo similar. Leí los doce volúmenes de las memorias de Casanova y quedé fascinado por sus historias. No tenía dragones, ni ejércitos, ni espadas o magos, pero sus aventuras eran tan interesantes que te atrapaban. Entonces me di cuenta que se podía escribir la vida de un hombre fascinante, pero trasladarlo también a un mundo de fantasía.

–¿Dónde nació su amor por la fantasía, por qué no le interesó la novela negra o la ciencia ficción?

– La verdad es que hasta mi adolescencia nunca creí que existiesen libros que no fuesen de fantasía. Mi madre ponía sin parar la banda sonora de la película «The Hobbit» y yo lo seguía con mi lectura. Luego estuvo los mundos de Narnia de C. S. Lewis y empecé a querer escribir. Ahora que sé que hay más géneros, todavía pienso que nada vale tanto la pena como la fantasía.

– ¿Cree todavía que a la fantasía le faltan grandes personajes?

– No, eso era un defecto mío como lector. Cuando era joven devoraba todo lo que caía en mi mano, no seleccionaba. Leía dos novelas al día y sí que veía allí una falta. Ahora, que ya no tengo tanto tiempo, soy más selectivo y puedo nombrar a grandes escritores, como Neil Gaiman, con libros con personajes increíbles, escritos con perfección.

– Y qué me dice de Tolkien y «El señor de los anillos».

– Un libro grande, que crea un mundo propio, cerrado, más interesado en la gran escala, en la macrohistoria. El libro se centra en salvar al mundo del apocalipsis, así que abre un mundo nuevo, pero lo cierra al mismo tiempo. No podría haber un «El señor de los anillos Segunda Parte». En eso es muy diferente a los míos, que crean un mundo donde pueden nacer y desarrollarse millones de historias porque no se centran en un objetivo dramático único.

– ¿Con quién se queda entonces del mundo de la fantasía?

– La lista es infinita, pero ahora me viene a la cabeza el libro de Peter S. Beagle «El último unicornio». Es una novela majestuosa con frases como «La carretera olía a clavos» que en realidad no tienen sentido, pero que al leerlas sabes perfectamente lo que quiere decir.

– ¿Habrá continuidad del mundo de Kvothe cuando acabe de publicar la trilogía?

– Claro, mi intención es no abandonar nunca este mundo que he creado, pero centrado en otros personajes con los que se cruza Kvothe. En realidad, empecé a escribir una novela corta, de 15.000 palabras, pero empezó a hacerse grande hasta pasar las 50.000 y creo que con lo que me costará dejar por concluida la tercera parte, se publicará antes.

– ¿Supongo que le lloverán las ofertas para adaptar su trilogía al cine o la televisión?

– He tenido ofertas, pero no tantas como cabría esperar con el éxito de los libros. El problema es que la típica película de Hollywood necesita una historia simple detrás, del tipo chico conoce chica, unas explosiones, chico pierde chica, alguna batalla, chico recupera chica, la gran explosión y fin. Las historias de Kvothe no son tan lineales y es difícil. Sí que he vendido los derechos para la televisión a la compañía New Regency, pero todavía es algo embrionario.