Barcelona

Puigdemont y Junqueras se acusan mutuamente de las filtraciones

También se apunta a Mas o a Iceta como los responsables de desvelar la reunión en Moncloa.

El president de la Generalitat, Carles Puigdemont, junto al vicepresidente, Oriol Junqueras, ayer, en el Parlament
El president de la Generalitat, Carles Puigdemont, junto al vicepresidente, Oriol Junqueras, ayer, en el Parlamentlarazon

También se apunta a Mas o a Iceta como los responsables de desvelar la reunión en Moncloa.

La reunión del pasado 11 de enero en La Moncloa, entre los presidentes Mariano Rajoy y Carles Puigdemont, constató que la vía del diálogo se hace imposible por la condición «sine qua non» que impone la Generalitat de negociar un referéndum de autodeterminación. Ambos constataron sus diferencias en una reunión que se mantuvo secreta hasta que la hizo pública La Vanguardia. Han pasado 40 días en los que Puigdemont ha clamado en público por una reunión con Rajoy. Han pasado 40 días en los que los responsables de Junts pel Sí y el Gobierno catalán culpaban al presidente de España de negarse a hablar. En conclusión, han pasado 40 días mintiendo a los catalanes.

Las reuniones secretas, o discretas según se mire, son una tradición de la política española y de las relaciones entre Rajoy y los presidentes de la Generalitat. El 11 de enero fue la primera vez que se reunía con Puigdemont escondiéndose de los focos, pero Rajoy se ha reunido con Artur Mas, cuando era presidente, al menos en cuatro ocasiones: setiembre 2012, marzo 2013, septiembre 2013 y julio 2014.

Sin embargo, no parece que la celebración de la reunión haya sorprendido a nadie. Ni tan siquiera la CUP ha puesto el grito en el cielo. Sorprende más que el secesionismo haya amparado su estrategia de las últimas semanas en una mentira. Desde que Soraya Sáenz de Santamaría anunciara la «operación diálogo», el independentismo se ha refugiado en la petición de una reunión con Rajoy y ha negado cualquier tipo de encuentro con el Ejecutivo, al que exigía que se sentara para dar respuesta a la petición de referéndum.

Los contactos empezaron casi en paralelo a los primeros movimientos de la vicepresidenta. En este escenario, Sáenz de Santamaría y Oriol Junqueras prepararon una reunión que debería haber sido discreta en Barcelona, en la Consellería de Economía y Finanzas. La fecha, un día antes de la reunión Rajoy-Puigdemont. El encuentro fue filtrado por personas cercanas a Puigdemont a Catalunya Ràdio, una vez que el president se enteró de la entrevista en la reunión de cada martes del Consejo Ejecutivo de la Generalitat. Se lo dijo el propio Junqueras y Puigdemont no pudo disimular su malestar e impuso a su vicepresidente que no hablara de nada si no se negociaba en primer lugar el referéndum.

Con estas premisas el encuentro fue un fiasco. A esas alturas nadie sabía que Puigdemont ya tenía billetes para Madrid. A su vuelta del encuentro con Rajoy, el presidente catalán informó a Junqueras que «por fidelidad no informó ni a los miembros de su ejecutiva». Con el fracaso de su encuentro con Rajoy, Puigdemont concertó una entrevista en la radio pública catalana el día 12 para exigir un encuentro con Rajoy, petición que se ha convertido en un mantra en estos 40 días.

Durante este tiempo, Neus Munté se ha convertido en el gran pinocho del gobierno catalán. Semana tras semana ha exigido a Rajoy que reciba a Puigdemont. La última vez este martes. Puigdemont no sale ganando de la publicidad de este encuentro. Tampoco Rajoy, pero el presidente no ha negado los encuentros por lo que no ha mentido. Entonces, ¿quién sale ganando de su filtración? ¿quién lo ha filtrado?

Versiones para todos los gustos. Desde ERC apuntan a dirigentes del PDeCAT ajenos a la línea de Puigdemont, o sea, cercanos a Mas. Desde CDC se señala con el dedo a ERC, mientras que Oriol Junqueras simplemente sonríe y luce un espectacular silencio. Desde el Govern, en un ejercicio de funambulismo, se señala al primer secretario de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, que el miércoles confirmó la existencia de los encuentros. Desde ERC no se descarta esta opción, vinculando a Iceta con sectores del PDeCAT que están formalizando pactos municipales entre la antigua Convergència y los socialistas, aunque una mayoría de los consultados consideran que Iceta conocía el encuentro vía Javier Fernández, presidente de la gestora, que habría sido informado por Rajoy.

La desconfianza aumenta en el sector soberanista y no hay mejor prueba que los silencios forzados que se han visto en el Parlament. Junts pel Sí es un hervidero y la CUP se limita a exigir ya un referéndum. La delicada situación en la que ha quedado Puigdemont le ha obligado a salir más independentista que nunca para tranquilizar los ánimos de sus socios que ven con desconfianza las mentiras de Puigdemont y los movimientos de Artur Mas en Madrid pidiendo una tercera vía, que han generado también rumores periodísticos de encuentros, otra vez secretos, del ex president con dirigentes del PP y del PSOE en su visita de la semana pasada. Tras estos acontecimientos, lo que parece claro es que Puigdemont dejará de pedir entrevistas con Rajoy en los próximos días y tratará de minimizar las mentiras.