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Querido Jeff: te quiero

Gala, la musa de dalí, conoció a Jeff Fenholt, su gran pasión sentimental, cuando el actor protagonizaba el musical «Jesucristo Superstar»
Gala, la musa de dalí, conoció a Jeff Fenholt, su gran pasión sentimental, cuando el actor protagonizaba el musical «Jesucristo Superstar»larazon

LA RAZÓN publica una carta de amor inédita de Gala Dalí a Jeff Fenholt.

Sin Gala, Salvador Dalí nunca habría sido Salvador Dalí. Ella fue la musa, pero también la amiga, la consejera, la mujer de negocios y el salvavidas que el pintor surrealista necesitó a lo largo de su vida. Pero para poder obrar de esa manera, Gala necesitó libertad y también amar a otros más jóvenes, aunque finalmente regresara a las sábanas del dormitorio en la casa de Port Lligat.

Poco se sabe de la vida privada de Gala, de los amores que tuvo a espaldas de Dalí, aunque el artista nunca dijo ni una palabra. Que ella fue infiel fue siempre sabido, desde la época de su primer matrimonio con el poeta Paul Éluard, a quien engañó con Max Ernst y Dalí. Tras el ampurdanés, que fue siempre su pareja estable, vinieron amantes esporádicos, obsesiones con otros hombres siempre más joven que ella. Hubo quien se aprovechó de ella y otros vieron en esos encuentros un enriquecimiento artístico y humano. De esos nombres, algunos son prácticamente desconocidos, mientras que de otros sabemos sus nombres, como William Rothlein, Michel Pastore o Jeff Fenholt.

Este último era un jovencísimo actor cuando Gala lo conoció en Broadway, cuando estaba protagonizando el gran éxito musical del momento: «Jesucristo Superstar». Era 1971 y Dalí ya se había convertido hacía tiempo en un verdadero fenómeno de masas, una máquina de hacer dinero que André Breton, el líder del grupo surrealista, había calificado bastante tiempo antes como «Avida Dollars». Gala estaba cerca de cumplir los 80 mientras que Jeff tenía unos escasos 20.

De la relación entre los dos poca documentación nos ha llegado. En 2004, cuando en el mundo entero se celebraba el centenario del nacimiento del genio de Figueres, Jeff decidió vender algunos de los recuerdos dalinianos que atesoraba, pero no se deshizo de documentación. Este diario ha podido localizar en una colección privada algunos documentos inéditos sobre la pareja. Probablemente el más destacado de todos ellos es la carta que se reproduce aquí por primera vez. Está escrita en inglés, en papel de carta de Gala con un diseño de Dalí para su musa. El hecho de que la letra parezca temblorosa podría invitar a pensar que se trata de una de las últimas misivas enviadas antes del fallecimiento de la musa, ocurrido el 10 de junio de 1982.

La carta refleja la angustia de una Gala que deseaba cada vez más tener la compañía de Jeff, especialmente en el castillo de Púbol, el lugar en el que se encontraba con sus amantes y a donde Dalí solamente podía entrar siempre y cuando tuviera una autorización firmada por su esposa.

La carta nos trae a la última Gala, la que pensaba que todavía podía ser joven pese a que su tiempo se acababa. Seguía lllevando un tren de vida de lujo, gastando mucho dinero a espaldas de Dalí. Era su fin.