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Raf, el genio de Bruguera

Una biografía explora la trayectoria de uno de los mejores dibujantes del siglo pasado, creador de algunas de las más emblemáticas series del cómic humorístico

Raf, el genio de Bruguera
Raf, el genio de Brugueralarazon

Probablemente el nombre de Joan Rafart Roldán no sea muy conocido por el gran público, pero su alias, Raf, fue una de las firmas más destacadas del cómic español. Ya fuera en las páginas de revistas como «DDT», «Pulgarcito», «Mortadelo» o «Guay!», sus criaturas de tinta china son algunas de las más celebradas por aquellos lectores que ya superan los cuarenta años. Sir Tim O’Theo, Doña Tecla Bisturín y Mirlowe, entre otras son creaciones que todavía hoy perviven gracias a la calidad del trazo de Rafa y el elegante humor de sus guiones.

El dibujante, pese a su importancia, carecía de un estudio que tratara de reconstruir su trayectoria humana y profesional. Esa laguna queda ahora cubierta con «Raf. El “gentleman” de Bruguera», una obra firmada por el periodista Jordi Canyissà. El libro, publicado por Amaníaco Ediciones, es una rigurosa investigación fruto de una búsqueda en archivos y entrevistas con aquellos que conocieron al artista, completada con numerosos ejemplos de la labor del dibujante.

Canyissà, en declaraciones a este diario, explicó que el libro nace a partir de una búsqueda para un artículo periodístico. «Había mucho trabajo por hacer. Llamé a su viuda y me fue contando sus recuerdos, abriendo su memoria y poeniéndome en contacto con gente. Si tuviera hoy que volver a hacerlo sería imposible porque falta mucha gente y se están acabando las fuentes. Además no se trataba de buscar solamente al hombre sino que también había que hacer eso mismo con su obra, con las historietas publicadas», apuntó el autor.

Fue en la mítica Editorial Bruguera donde Raf se fraguó como uno de los mejores dibujantes del momento. Creó algunas de las series más celebradas de cuantas realizó, como Don Pelmazo, Doña Lío, Manolón conductor de camión y, sobre todo, Sir Tim O’Theo, su obra maestra. El dibujante, sin embargo, se vio inmerso en una maquinaria en la que «a partir de los años 70, todo era Mortadelo para Bruguera. Incluso a los dibujantes se les invitaba a seguir el trazo de Ibáñez». Raf optó por ir por libre, fiel a su dibujo.

Para Canyissà el principal problema que persiguió a este creador fue «no saber venderse. Huía, por ejemplo, de los medios porque no quería estar en primer plano. El era un gran artista, sobre todo en libertad, algo que no siempre quiere un editor. Aquella era una época muy comercial mientras ahora sí hay editoriales que arriesgan en el cómic. El drama de Raf es que dejó de trabajar en una fábrica de tintes y acabó trabajando en una de tebeos que era Bruguera».

Con el cierre de Bruguera, Raf trabajó realizando «story-boards» para series de dibujos animados como «D’Artacan y los tres mosqueperros» o «Cobi» donde, como asegura su biógrafo, «sin tener en cuenta los cánones realiza una labor perfecta, como me han recordado sus compañeros». Pero siguió dibujando y creando nuevas series, sobre todo cuando llegó a la revista «Guay!», el proyecto editorial de Grijalbo con trabajadores de la extinta Bruguera. Fue allí donde nació Mirlowe, una parodia de las novelas policíacas clásicas. «Mirlowe tiene un estilo moderno y hoy tendría mucho sentido reeditarlo. Es más moderno que cualquier otra cosa que hubiera hecho Raf con anterioridad porque es muy libre tanto en el dibujo como en el guion. Emplea un humor mucho más suelto porque es su cota más alta como guionista», según Canyissà.