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«Estamos dispuestos a dialogar. Lo que no aceptamos es violar la ley»

Imagen de archivo del Congreso del PP
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El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, regresó ayer a Barcelona para arropar al nuevo líder del PP en Cataluña, Xavier García Albiol, en la clausura del XIV Congreso del partido y arremeter contra el envite separatista de la Generalitat. Con su habitual pragmatismo, Rajoy se afanó por desmontar la retórica independentista con referencias a la cumbre de la Unión Europea del sábado en Roma –en la que se apostó por reforzar la unidad– y a la necesidad de respetar el Estado de Derecho, y por mantener la mano tendida para el diálogo y la negociación.

«Nosotros defendemos los valores que reafirmamos los líderes europeos en Roma: paz, democracia, libertad, respeto a los Derechos Humanos y al Estado de Derecho», reivindicó Rajoy. El jefe del Ejecutivo volvió a advertir que no puede admitir un referéndum porque no lo permite la Constitución, y con su estilo socarrón, espetó: «Ni tampoco lo permite ninguna Constitución del mundo: sólo he visto el derecho de autodeterminación en la URSS, la antigua Yugoslavia y Etiopía».

Con esta idea, Rajoy buscó desarmar la dialéctica independentista, que se ha arrogado desde hace años el término «democracia» para legitimar cualquier avance al margen de la legalidad en la aventura rupturista. «Es terrible que en el siglo XXI tengamos que hablar de que se cumpla la ley. Ley y democracia son inseparables, no se pueden contraponer», recordó.

Pese a todo ello, prometió que su gobierno va estar «más presente» en el día a día para aquellos catalanes que también se sienten españoles, y mantuvo la mano tendida para dialogar con el Govern: «Sí rotundo al diálogo con todos, pero no podemos aceptar imposiciones ni monólogos».