Restaurantes

Sabores asiáticos en una cruzada por la originalidad

El Touché apuesta por una gastronomía mediterránea con toques del sureste asiático en un entorno abierto junto al mar

La luz es la gran protagonista en la decoración del restaurante, así como una privilegiada terraza donde los comensales pueden disfrutar de la buena compañía y mejor comida
La luz es la gran protagonista en la decoración del restaurante, así como una privilegiada terraza donde los comensales pueden disfrutar de la buena compañía y mejor comidalarazon

Gina Kallé y Radolf Pascal y tres socios más, proyectaron la apertura de un nuevo restaurante en el litoral marítimo de Barcelona. Ahí empezaron a definir el concepto del Touché, que abrió sus puertas en agosto.

En el litoral marítimo de Barcelona abunda la oferta gastronómica, por ello cuando Gina Kallé y Radolf Pascal, junto a tres socios más, proyectaron la apertura de un nuevo restaurante en la zona tuvieron claro que debía tratarse de algo diferente, original, y fue entonces cuando empezaron a definir el concepto del Touché, que abrió sus puertas en agosto en el edificio que ocupaban los lavabos de una antiguas galerías ubicadas tras el hotel Arts.

«La idea era crear algo diferente y apostamos por una gastronomía mediterránea con fusiones con la cocina del sudeste asiático», explica Radolf, quien apunta que «son sabores coloridos». Al frente de los fogones, Carlos Torres, chef que ha trabajo en restaurantes con Estrella Michelín, para quien el producto es la clave, un producto fresco elaborado al momento e in situ. «Es una cocina con toques tailandeses y balineses, en la que hay una fusión entre platos y productos de aquí y técnicas y productos asiáticos», comenta. Y es que, dado que la gastronomía asiática se caracteriza por su gusto por las especias y el picante, algo que aquí el comensal podría no aceptar, se ha adaptado al paladar mediterráneo.

Esta oferta se presenta mediante la fórmula de tapas gourmet y raciones pequeñas para compartir. Y es que la idea es crear una experiencia divertida. En este sentido, por ejemplo, algunos platos invitan al comensal a participar de su elaboración, como el brownie helado, que se sirve en una caja de pic nic y es el propio cliente quien debe montar el postre a su gusto, añadiéndole toppings, sirope o lo que considere.

Además, el restaurante ofrece un menú del día, el cual, manteniendo la apuesta por el concepto de compartir, consta de diez platos, unos fríos y otros calientes, de los que el comensal puede elegir cuatro, que se servirán de dos en dos, y postre, pan, bebida y café por 16,50 euros. «El menú varía semanalmente e incluye platos de la carta y otros originales», comenta Radolf, quien además señala que existe un segundo menú, el del chef, que no es más que un menú degustación según la temporada y que puede cambiar cada semana. Éste cuenta con siete platos y su precio ronda los 70 euros. Además, la idea es ampliar la oferta con un brunch asiático, «algo distinto, que nada tiene que ver con lo que se está ofreciendo», señala Gina Pérez. Y todo ello pensado para poder maridar la oferta gastronómica con la carta de vinos y la coctelería a cargo de Marc Pérez, la cual adquiere un gran protagonismo. «No queremos ser un bar de copas como los de la zona, sino ofrecer una experiencia total, con comida y cocketería», dice Rudolf.

Y si este restaurante aspira a la originalidad gastronómica, su espacio no es menos particular. Se trata de una terraza abierta, sin pérgolas y al aire libre, cubierta sólo por unos singulares parasoles y velas de barco, acorde con el estilo que se respira en este espacio, que cuenta con mobiliario único.