Literatura

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Una biblioteca queda abierta

La Universidad de Gerona recibe el importante legado de Joan Ferraté, con sus libros y sus papeles personales

Cuaderno de Joan Ferraté con sus notas para la traducción del chino
Cuaderno de Joan Ferraté con sus notas para la traducción del chinolarazon

Es habitual que las universidades estadounidenses sean el hogar natural de los fondos bibliográficos de un gran autor. Por eso que algo así pase en una de nuestras universidades públicas no es simplemente una noticia, es un acontecimiento.

Es habitual que las universidades estadounidenses sean el hogar natural de los fondos bibliográficos de un gran autor. Por eso que algo así pase en una de nuestras universidades públicas no es simplemente una noticia, es un acontecimiento. El pasado viernes se presentó la cesión a la Universidad de Gerona de un importantísimo fondo bibliográfico y documental: el del filólogo, crítico literario y traductor Joan Ferraté, uno de los intelectuales catalanes más importantes del siglo XX. Hablamos de un total de 12.000 volúmenes que han sido conservados hasta la fecha por Amalia Zimmermann, la hija de Ferraté, y que están siendo estudiados y catalogados en la actualidad por la universidad. Junto a los muchos libros hay varios cuadernos y notas manuscritas del filólogo que sirven para conocer su manera de trabajar.

El profesor de la Universidad de Gerona, Xavier Pla, ha sido uno de los responsables del final feliz del legado de Ferraté. «Realmente nunca existió un vínculo entre la Universidad de Gerona con Joan Ferraté. Lo que sí ha existido en este tiempo es un grupo de fieles a su obra crítica, como Salvador Oliva, Javier Cercas, Josep Maria Fonalleras o yo mismo. Es una vinculación intelectual», explica Pla a este diario.

En Torroella de Montgrí

Todo empezó hace un año, cuando Pla se enteró que Zimmermann vivía en Pals y guardaba en Torroella de Montgrí la totalidad de la biblioteca de su padre, estudiando en qué universidad se podría guardar la totalidad del fondo. «Como director del departamento de filología, empezamos a trabajar para que esos libros pudieran venir aquí, a Gerona, con la voluntad de preservarlos, catalogarlos y digitalizar los documentos de Ferraté y las dedicatorias de los libros. El pasado mes de mayo iniciamos el proceso de traslado y actualmente se está estudiando el fondo», aclara Xavier Pla.

Joan Ferraté fue un sabio, un hombre con una gran curiosidad intelectual, aunque su figura ha quedado de alguna manera ensombrecida por la potente personalidad de su hermano Gabriel Ferrater, una de las voces poéticas más sobresalientes de la literatura catalana. En este sentido, en la biblioteca de Joan hay algunos ejemplares dedicados a Gabriel, por su amigo Jaime Gil de Biedma con un poema manuscrito que se reproduce aquí por primera vez. En la biblioteca también se conservan las cartas que el autor de «Las personas del verbo» mantuvo con Joan Ferraté y que este último publicaría en una monografía en Quaderns Crema.

Pero la biblioteca nos permite conocer los muchos y variados gustos literarios del filólogo. A este respecto, Xavier Pla nos apunta que «Ferraté era un sabio antiguo. Su biblioteca está especializada en literatura, desde los griegos antiguos pasando por el medieval catalán, los escritores del Siglo de Oro y las literaturas catalanas y españolas del siglo XX. Impresiona su eclecticismo. También hay mucho del boom latinoamericano y un gran interés por el género biográfico, especialmente en lo relacionado con el mundo anglosajón. De esta manera, podemos encontrar libros de Auden, Eliot –del que hay mucho–, Joyce o Woolf, pero también sus biografías».

La llegada de este legado a la Universidad de Gerona ha supuesto también la creación de una sala con el nombre de Joan Ferraté donde los estudiosos pueden consultar los volúmenes de la biblioteca, así como los papeles literarios del especialista. Todo ello ayuda a saber cómo trabajaba Ferraté cuando se enfrentaba a la traducción de Cavafis, Eliot, Du fu o Kafka. Es una visita a su taller. Sus cuadernos con notas para la traducción del chino son, por ejemplo, una buena muestra de la amplitud de conocimientos, sus ganas de saber todo aquello vinculado con el hecho literario.

Pero tras la recepción del legado hay algo más, como añade Xavier Pla, porque hablamos de «un acto de repación. Siempre se había dicho que la universidad catalana y la española no habían reconocido a Joan Ferraté. Lo que sucede es que su hermanoGabriel Ferrater siempre se llevará la palma, pero Joan es muy importante. Era un lector muy exigente que quiso ser minoritario. Él es un buen ejemplo de lo que quiere decir alta cultura».

El próximo verano un congreso se dedicará en la Universidad de Gerona a estudiar a Joan Ferraté. ¿Y la publicación de sus trabajos? Por ahora no es un tema que esté sobre la mesa de esta universidad, aunque cualquier iniciativa editorial deberá tener el visto bueno de Jordi Cornudella, Manel Martos y Manel Florensa, los albaceas de Joan Ferraté.