Barcelona

Una experiencia gastronómica de nivel en un ambiente desenfadado

El restaurante Labarra Barna, en la calle Urgel, ofrece pinchos y raciones de calidad y abundantes en un entorno ecléctico, divertido e informal que invita a la tertulia

El ambiente tranquilo y agradable domina en un espacio que invita a la tertulia
El ambiente tranquilo y agradable domina en un espacio que invita a la tertulialarazon

No es necesario ofrecer una gastronomía de altos vuelos ni un ambiente sofisticado para garantizar al comensal una experiencia culinaria única y prueba de ello es el restaurante Labarra de Barna, inaugurado hace tres años a imagen y semejanza de su homónimo de Sant Cugat.

No es necesario ofrecer una gastronomía de altos vuelos ni un ambiente sofisticado para garantizar al comensal una experiencia culinaria única y prueba de ello es el restaurante Labarra de Barna, inaugurado hace tres años a imagen y semejanza de su homónimo de Sant Cugat.

«El éxito del restaurante se explica por la buena relación entre la experiencia y el precio», asegura Juan Carlos García, copropietario del establecimiento junto a Arturo Larraona, quien indica que «apostamos por la calidad y la cantidad en un entorno extrovertido y con un personal joven». Así pues, la oferta gastronómica de este restaurante se basa en «platos de todas las regiones de España, servidos en raciones grandes pensadas para compartir», explica el propietario. Su carta está compuesta por más de 120 referencias por lo que su oferta es muy amplia, desde ensaladas, tártares, carnes, pescados y ostras hasta verduras o tablas de quesos. Además, tal y como señala Juan Carlos García, «se trabaja con un producto fresco y buen cuidado y pese a que en la barra se exponen los pinchos ofertados, los que se sirven al cliente se elaboran al momento»

Y pese a que el ticket medio en este restaurante es asequible, puesto que ronda los 25 euros, Labarra ofrece además tres menús ejecutivos realmente atractivos. «En los menús ofrecemos los mismos platos que en la carta y hay muchas posibles combinaquien ya que proponen muchos platos a escoger», indica el propietario, quien recuerda que hay un menú básico por 14,80 euros, otro por 16,80 euros y un tercer menú por 19,30 euros. Además, el cliente tiene la opción de disfrutar de esta propuesta gastronómica en casa, ya que el establecimiento ofrece un servicio de ‘take away’.

En el restaurante Labarra, pese a su carácter distendido e informal, está todo pensado al mínimo detalle, nada se deja a la improvisación, ni en la cocina ni en el comedor. En este sentido, sus mesas, sin mantel, son casi todas redondas para facilitar así la conversación entre los comensales y fomentar el compartir los platos. La excepción es su extensa barra, en la que está expuesto el producto y algunos de sus pinchos, y una imponente mesa alargada con taburetes ubicada en la entrada.

Asimismo, la presentación de los platos está también muy cuidad y con ella se logra sorprender al comensal. En este sentido, el pan se sirve en bolsas de papel, la ensalada César llega a la mesa en un bol con hielo al rededor y es el cliente quien debe coger el cogollo para untarlo en la salsa antes de comérselo, el tiramisú se presenta en un molde metálico rectangular y el pastel de queso -todos los postres son caseros- pierde su forma habitual para mostrarse ante los ojos del comensal como una crema de queso con galleta picada encima y un culis de frutos rojos a un lado.

El espacio también suma atractivo a esta propuesta de restauración. Se trata de 300 metros cuadrados en los que se respira un aire neoyorkino. Su gran cristalera exterior, las númerosas plantas y colorido, la piedra de sus paredes, el mobiliario con aspecto antiguo... contribuyen a dar esa singularidad al espacio, que cuenta además con una terraza en la calle abierta todo el año.

Por la noche, a partir de las 23.30 horas, el local se transforma para adquirir un aire nocturno: la luz se atenúa y sube el volumen de la música, siempre presente, para crear un ambiente propicio para degustar algunos de los cócteles de su oferta.

Y tras el éxito cosechado en Sant Cugat y Barcelona con el modelo de Labarra, sus propietarios estudian ahora abrir un tercer local, en Barcelona o Madrid.