Mascotas

«¿Una playa canina? Es un pipicán con zona de baño»

Colau habilita en la playa del Llevant un espacio para los perros que no convence a los dueños ni a los vecinos del Besòs

El Ayuntamiento mantendrá abierta la playa canina hasta el 25 de septiembre
El Ayuntamiento mantendrá abierta la playa canina hasta el 25 de septiembrelarazon

Colau habilita en la playa del Llevant un espacio para los perros que no convence a los dueños ni a los vecinos del Besòs.

Barcelona ya puede presumir de ser una ciudad «dog friendly» en toda regla. Los perros, aquí, pueden viajar en el Metro (siempre que no sea en hora punta), visitar galerías de arte, entrar a multitud de tiendas y restaurantes (pueden consultarse en la web Srperro. com) y disfrutar de la playa en verano. Este, de hecho, ha sido el último espacio conquistado, no sin reticencias por parte de vecinos, bañistas y asociaciones animalistas.

El ejecutivo de Ada Colau quiso atender una de las peticiones más demandas por los amantes de los animales y diseñó una prueba piloto para que los canes pudieran tener una playa propia. El resultado de aquello ha sido un espacio de 1.200 metros cuadrados acotados en la playa del Llevant (junto al espigón) que cuenta con un bebedero, una ducha adaptada para los perros y otras dos para sus dueños, así como un servicio de limpieza especial con tratamientos específicos de desinfección para cumplir con la normativa de higiene.

Ante tanta expectativa y revuelo entorno a esta playa canina, su estreno quedó deslucido. Primero, porque era martes y durante la mañana no se vieron más de veinte perros. Y segundo porque había más dueños empeñados en bañar a sus mascotas que perros que quisieran meterse al agua por iniciativa propia. Que hubiese bandera amarilla, tampoco ayudaba. No obstante, en el día de inauguración, se pudo ver de todo. A dueños que se empeñaban en instalarse con sombrilla y toalla y que al rato desistían salpicados de arena; a perros jugando, entrando y saliendo del agua; a otros rebozándose en la arena y a algún rezagado que prefirió quedarse en la sombra. A pesar de todo, hubo quien se marchó indignado.

Los dueños de Sami, una pareja de jubilados, no duraron más de media hora, enfadados por las reducidas dimensiones del espacio. «Nada que ver con la playa canina de Sitges o la de Sant Pere Pescador. Esta parece un pipican con zona de baño», comentaban con María, compañera de un simpático schnauzer, que intentaba convencerles de que «al menos ya podían disponer de una zona de baño»

Lo cierto es que el espacio puede quedarse corto para los 41.000 perros que hay censados en Barcelona. Para evitar la saturación y mantener la higiene, la playa tendrá un aforo limitado. No podrá haber más de 100 perros, y todos ellos deberán estar censados y con el chip reglamentario. Pero, ayer al menos, no había nadie que vigilara el acceso. Por eso hubo ciertos malentendidos cuando un pit bull, cuyos dueños llevaban sin bozal ni correa, intentó morder a Coco, un pequeño Jack Russell que recorría la arena buscando un compañero de juego.

Para la mayoría de bañistas que miraban curiosos desde el otro lado del perímetro de madera, la idea de que redujeran su zona de baño en favor del disfrute de los animales, no les pareció mala idea, «siempre que los dueños limpien los restos fisiológicos y estén atentos a su comportamiento». Pero había otros como Eugenio, un vecino de Sant Martí, contrarios a esta prueba piloto. De hecho, es uno de los que ha participado en las manifestaciones para pedir al ejecutivo de Colau que la playa canina sea ubicada detrás del Fòrum y no en su emplazamiento actual, donde creen que la cantidad de perros que pueda haber perturbaría los hábitos de los bañistas.

El Consistorio por su parte defiende que ante su implantación desde el pasado mes de marzo, cuando se anunció la voluntad de habilitar una playa para perros, la oposición de los vecinos «se ha matizado» y sólo se han presentado dos alegaciones. Ambas, una de un grupo de vecinos del barrio de Sant Martí, y otra de una entidad animalista, han sido desestimadas porque hubieran retrasado la puesta en marcha.La comisionada de Ecología, Eva Herrero, recalcó ayer que el área para perros en la playa de Llevant podrá modificarse después de esta temporada y evaluarse con los vecinos. «Este espacio se eligió porque se trata de una playa con espigón, lo que supone una delimitación natural», explicó la comisionada, que destacó que esta área supone sólo el 0,2 por ciento de la costa barcelonesa, «una ínfima parte del litoral de Barcelona»-.