Barcelona

Una vida para la música

Mònica Pagès escribe la primera biografía dedicada a la pianista Alicia de Larrocha.

Mònica Pagès Santacana ha escrito la primera y excelente biografía de Alicia de Larrocha.
Mònica Pagès Santacana ha escrito la primera y excelente biografía de Alicia de Larrocha.larazon

Mònica Pagès escribe la primera biografía dedicada a la pianista Alicia de Larrocha.

En vida, Alicia de Larrocha rechazó todo ofrecimiento para que alguien ahondara en su biografía. No consideraba que fuera interesante para ningún lector. Sin embargo, sí se preocupó en guardar los programas de mano de sus numerosos conciertos por todo el mundo, además de una abultada correspondencia y numerosas grabaciones de sus actuaciones, algunas de ellas todavía hoy inéditas. Con ese material, hoy guardado por la hija de la reconocida pianista, Mònica Pagès Santacana ha escrito la primera biografía completa de Alicia de Larrocha, un recorrido por una vida dedicada por completo a la música. «Alicia de Larrocha. Notas para un genio», publicado por Alba Editorial, contiene, además, un CD con doce temas registrados en conciertos en directo.

Diferentes etapas

Pagès Santacana, en declaraciones a este diario, explicó que el libro no ha sido una labor fácil. «Ella era una persona a la que no le gustaba hablar de sí misma y, por tanto, permanecían muchas etapas de su vida ocultas. Por eso, se ha tenido que revisar todo en un archivo abundante, sin el cual habría sido imposible escribir la biografía», explicó la autora quien había trabajado con anterioridad algunos aspectos relacionados con la vida de Larrocha. «Cuando se celebró el centenario de la Academia Marshall, donde ella se formó y que dirigió durante cincuenta años, hice un libro sobre esa institución, donde había todo un capítulo dedicado a Alicia. También escribí las biografías de Conxita Badia y Gaspar Cassadó, dos figuras que ella trató mucho. Así que he orbitado a su alrededor, aunque no me esperaba algún día poder dedicar un libro a su figura», subrayó.

Alicia de Larrocha fue una niña prodigio, aunque ella misma se encargó de desmentir esa imagen. «No le gustaba que se la llamara así, aunque era evidente que lo era. Consideraba que los prodigios eran todos esos niños que son explotados por sus familias para ganar dinero y que los enseñaban como un mono de circo. Ella nunca se sintió así, aunque su talento era sobrenatural. A los seis años toca su primer concierto y a los dos ya tiene las ganas de ponerse ante un piano después de asistir a una actuación con su tía Carolina», explica Pagès. En este sentido tanto la tía Carolina como Teresa de la Calle, madre de la músico, «habían sido discípulas de Enrique Granados. Detectaron muy pronto su talento, pero nunca fue tratada como una prodigio».

Su único maestro fue Frank Marshall, el responsable de la academia que todavía lleva su nombre en Barcelona. «Fue muy respetuoso con su infancia, con su manera de tocar el piano. Otro profesor podría haberse cargado su talento, algo muy frágil a esa edad. La influencia de Marshall fue absoluta y Alicia fue como una hija hasta el final. Él posteriormente confía en ella el mantener el legado de la academia. Mantuvo siempre el respeto hacia el maestro», según la estudiosa.

A lo largo de su vida, Alicia de Larrocha recibió numerosos premios, destacando cuatro Grammys por sus trabajos discográficos, algo irónico si pensamos que a ella no le gustaba meterse en un estudio para grabar su música. «No le gustaban los discos porque se sentía limitada. Hubiera hecho una versión diferente cada vez que tocaba, con un nuevo matiz, a diferencia de los discos que te obligan a fijar una versión concreta. Fue inevitable que hiciera grabaciones, pero era en los directos donde se sentía más libre», apuntó Pagès.

Curiosamente queda mucho material sonoro de Alicia de Larrocha que todavía no se ha divulgado. «Su marido, Juan Torra, el otro puntal destacado en su vida, fue su admirador número uno. Un amigo de la pareja en Estados Unidos, Constantin Malaxa, grababa muchos de estos conciertos para que Torra los pudiera escuchar. Por eso, hemos querido que el libro contenga una pequeña aproximación de esas piezas grabadas en directas. Es una ilustración musical por su vida», dijo la biógrafa.

Incluso al final de su vida, la pianista reconocía que no había alcanzado la perfección porque, como dice Pagès, «no tenía límite en querer llegar lejos con la música».