Videos

Vía 11: La investigación del accidente se centra en el sistema de topes

Un tren de Cercanías que llegaba a su destino en la Estación de Francia de Barcelona impactó ayer contra el final de la vía. 56 pasajeros quedaron heridos, tres graves. El conductor dio negativo en alcohol y drogas

Equipos de emergencia atienden a los pasajeros que han resultado heridos al chocar un tren de Renfe contra el tope final de una vía en la Estación de Francia de Barcelona
Equipos de emergencia atienden a los pasajeros que han resultado heridos al chocar un tren de Renfe contra el tope final de una vía en la Estación de Francia de Barcelonalarazon

Un tren de Cercanías que llegaba a su destino en la Estación de Francia de Barcelona impactó ayer contra el final de la vía. 56 pasajeros quedaron heridos, tres graves. El conductor dio negativo en alcohol y drogas.

Pasaban pocos minutos de las 7.15 horas de la mañana cuando el Sistema de Emergencias Médicas (SEM) de Cataluña recibió la alerta de que había habido un accidente de tren en la estación de Francia. Inmediatamente, se activó el Ferrocat, el nombre que recibe el plan de emergencias ferroviarias en Cataluña cuando hay pasajeros afectados. «Lo primero que había que hacer era comprobar la magnitud de la tragedia para saber cuántos recursos se necesitaban», cuenta Judith Sánchez, directora de operaciones del SEM. Seis unidades médicas acudieron al instante, aunque se acabarían enviando 17 ambulancias: siete unidades de apoyo vital avanzado, otras siete de apoyo vital básico y tres vehículos de transporte sanitario colectivo para los heridos más leves. Los primeros equipos de emergencias en llegar se encontraron con que un tren de Cercanías «R2 Sud», que acababa de llegar a Barcelona procedente de Sant Vicenç de Calders, se había pasado de frenada y había chocado contra el tope del final de la vía 11. El morro del tren quedó «arrugado» y el espacio que hay entre vagones tenía el aspecto del fuelle de un acordeón cerrado.

Tras el choque, que los testigos describen como «un sonoro estruendo», las puertas quedaron bloqueadas unos tres minutos. Cuando se abrieron pudieron entrar los equipos de emergencias. Buena noticia: no había ningún fallecido.

Entonces, empezaron a atender a los heridos. «Según la gravedad, a cada uno le asignamos un color», explica Sánchez. «In situ», se diagnosticó uno rojo, un herido grave, pero en los hospitales, tras revalorar su estado, el número de heridos graves aumentó a tres. En ningún caso se teme por su vida. El primer herido grave tenía una contusión fuerte en el tórax que le dificultaba la respiración. A otros 19 se les asignó el color amarillo de heridos menos graves. «La mayoría tenía contusiones fuertes y fracturas de brazos y piernas», detalló la directora de operaciones del SEM. Otros 33 tenía heridas leves. De los 70 pasajeros que llegaron a la estación de Francia, 56 resultaron heridos, tres fueron dados de alta en el andén y el resto, 53, se repartieron por los hospitales de Barcelona. Por la tarde se habían dado ya 44 altas y sólo quedaban ingresados doce.

¿Qué pasó? Los pasajeros cuentan que escucharon un fuerte ruido, «como una bomba», y que la sensación dentro de los vagones era «como estar en el epicentro de un fuerte terremoto». El tren había entrado ya en la estación, había descargado a muchos viajeros en las estaciones de Sants y Paseo de Gràcia de Barcelona, más céntricas, y estaba frenando. «Si no, las consecuencias hubieran sido peores», hizo hincapié la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Pero como había llegado a su destino final, la mayoría de los pasajeros estaban ya de pie, preparados para bajar. A esa hora de la mañana, muchos, como Silvia, que venía de Calafell, un municipio de la costa, iban a trabajar. «La gente cayó al suelo y nos golpeamos unos con otros, contra los asientos y barandillas», explica Javier.

Conductor en «shock»

Los pasajeros del primer vagón fueron los peor parados. En los primeros minutos se vivieron escenas de nervios. «No sabíamos qué había pasado y los ataques terroristas están muy presentes en el imaginario colectivo», prosigue Javier. Los bomberos tuvieron que intervenir para liberar al conductor, que había quedado atrapado en la cabina. Tenía un fuerte golpe en el pecho y estaba en estado de «shock». Dio negativo en el test de alcohol y drogas.

El ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, que se desplazó a la estación de Francia para conocer en primera persona la situación–igual que el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, el vicepresidente, Oriol Junqueras, el conseller de Territorio y Sostenibilidad, Josep Rull, y el delegado del Gobierno, Enric Millo–, explicó que el conductor tenía experiencia. Que el tren accidentado, un Civia, había superado el pasado 18 de julio una inspección de mantenimiento. Y que las balizas que limitan la velocidad del tren cuando se acerca a la estación habrían funcionado con «absoluta normalidad». La investigación va para largo, «unas dos semanas», calculan fuentes de los Mossos, pero parece ser que el exceso de velocidad no fue la causa. Aunque se están analizando las dos cajas negras del tren donde quedan grabados parámetros como el registro de frenada, la velocidad en cada momento y el estado del vehículo, se barajan dos posibilidades: un despiste por parte del conductor o un error mecánico, que el tope de la estación o del propio tren estuvieran averiados.

Los Mossos, que se encargan de la investigación junto a Adif y Renfe, piden prudencia. Las explicaciones del maquinista ayudarán a esclarecer las causas. El juzgado de instrucción número 11 de Barcelona ha abierto también diligencias. Cuando el susto pasó, un mosso se acercó a la directora de operaciones del SEM para decirle: «Buen trabajo». Las autoridades destacaron la coordinación de todos los cuerpos.